LA CONTRACRÓNICA
El sentido de lo que hacemos
El pasado mes de abril, un experimentado actor italiano de 65 años, Giovanni Mongiano –no me consta que tengamos parentesco alguno–, se encontró con una situación poco frecuente. Cuando iba a representar, en el Teatro del Pueblo de la ciudad de Gallarate, su monólogo “Improvisación de un actor que lee”, que ya había representado en 69 ocasiones, le comunicaron que no se había vendido ni una sola entrada. Con 45 años de carrera y con un espectáculo que había recibido elogios, recibió con sorpresa la noticia. Cualquiera podíamos pensar que, así las cosas, me voy al hotel o a mi casa. Pero Mongiano decidió mantener la función a pesar de que no tenía ni un espectador.
Mucho más numerosos son los casos de actores o músicos que actúan ante muy poco público o incluso ante un espectador. El caso es que estas situaciones nos pueden llevar a preguntarnos si tiene sentido actuar sin espectadores. ¿Tiene sentido representar una obra de teatro que no ve nadie? ¿Lo tiene escribir un libro que van a leer, pongamos que 60 personas?
Puede defenderse que en el primero de los casos está la profesionalidad del actor y, en el segundo, que si el ignorado escritor ha disfrutado escribiendo el libro, debe darse por bien empleado el tiempo que ha dedicado. Otra cosa es vivir de ese trabajo. Para Giovanni Mongiano era la primera vez que le pasaba. Muchos autores de libros viven de cualquier otra cosa menos de lo que escriben.
Pero vayamos al fútbol. Después de la temporada pasada, en la que la afición del Lleida desertó del Camp d’Esports, ayer, en el primer partido de Liga de esta temporada, con plantilla, técnicos e ilusiones renovadas, la asistencia volvió a ser muy floja. El sentido de todo el esfuerzo que hace el Lleida, que se ha propuesto que la ciudad vuelva a jugar en Segunda A, ¿cual es, si no tiene un apoyo mayoritario de la afición? Porque en este caso, por mucho que disfruten con lo que hacen técnicos, jugadores y directivos, hay que vivir de los ingresos de la afición. Y en este aspecto sí que hay mucho trabajo por hacer.