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Manu Molina, a la izquierda, en una discusión con varios jugadores del At. Saguntino.

Manu Molina, a la izquierda, en una discusión con varios jugadores del At. Saguntino.CARLES MIRANDA

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Como en The Long And Winding Road, la mítica canción de The Beatles, el largo y tortuoso camino que debe llevar al Lleida a la puerta del play off, no parece que vaya a desaparecer. El equipo de Gerard Albadalejo, después de mantenerse invicto durante las seis últimas jornadas, incluídos los cinco partidos de Liga disputados en este 2018, rompió ayer su exitosa racha con una derrota en el campo del At. Saguntino, un rival directo en la lucha por entrar en la liguilla de ascenso.

Dado que es imposible ganar siempre, la derrota nunca debe dramatizarse y se tiene que tomar como una parte más de la práctica deportiva y su correspondiente aprendizaje, y más teniendo en cuenta que, en una competición regular, en una semana ya llega otra posibilidad de resarcirse y sumar puntos.

La derrota en Sagunto es dolorosa por el momento en el que llega, pero también preocupante por ante quién se ha producido. Tras un inicio de segunda vuelta ante equipos de la zona baja de la clasificación, el equipo ha perdido ante el primer rival bien clasificado con el que se ha cruzado. El At. Seguntino, que tenía solo un punto menos que el Lleida, le rebasa ahora en la clasificación.

Cierto que a estas alturas de la Liga, con tantas jornadas por delante, nada es definitivo. Ni ganar ayer aseguraba el play off, ni esta derrota descarta a los azules. Pero es preocupante porque es un síntoma que se repite. Esta temporada el Lleida pocas veces ha dado la talla cuando se ha medido con equipos de la parte alta de la clasificación. Dejando de lado que ni siquiera ante equipos de la zona baja ha tenido partidos plácidos. Perdió con Mallorca, dos veces con el Saguntino, empató en casa ante Villarreal B y Elche, a los que debe visitar en esta segunda vuelta y sí, al Cornellà le ganó bien, 4-2, pero tras remontar en la segunda parte un 0-2 que encajó en la primera.

Como me dijo una vez un director deportivo con el que hace michos años que tengo amistad, ‘nadie dijo jamás que jugar un play off iba a ser fácil, pero tan difícil tampoco’. Su equipo acabó jugando el play off.

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