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Juanto Ortuño intenta superar a un jugador del Cornellà, en una acción del partido de ayer.

Juanto Ortuño intenta superar a un jugador del Cornellà, en una acción del partido de ayer.CARLES MIRANDA

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Faltan nueve jornadas para que acabe la fase regular de la Liga. Son 27 puntos en juego de los que el Lleida tiene que sumar los máximos posibles para optar a meterse en el play off de ascenso a la Segunda división A, su objetivo de cada temporada. Serán nueve jornadas de tensión y emoción en las que cada punto vale ya su peso en oro. Nueve partidos, cuatro en el Camp d’Esports y cinco fuera, en los que también se podrá medir el grado de ilusión que despierta en la afición leridana la posibilidad de que el equipo vuelva a luchar por ascender y entrar en el fútbol profesional, el sueño y el deseo del Lleida Esportiu desde su aparición en verano de 2011.

Gerard Albadalejo no lo tendrá fácil para poner su nombre junto a los que ya han hecho historia en este club, Toni Seligrat e Imanol Idiakez, que lograron este objetivo. Faltan nueve partidos y el Lleida se tiene que enfrentar a los tres primeros clasificados y a varios equipos más de la zona alta de la clasificación, que luchan por el mismo objetivo.

Ayer, en Cornellà, el Lleida sufrió una dolorosa derrota ante un rival directo. Mereció un punto que era muy bueno, pero perdió con un tanto encajado en el tiempo añadido. La importancia del partido hizo que algo más de 150 aficionados azules se desplazaran para ayudar al equipo en este objetivo.

Contar con el apoyo de la afición va a ser fundamental y aquí es donde habrá que dar un salto inmediato. Hasta ahora, la asistencia al Camp d’Esports ha sido muy floja, con muchos partidos en familia. Rara vez se ha contado con más de dos mil seguidores. En los desplazamientos, prácticamente en todos ha habido representación de la afición azul, algo que el equipo agradece. Ayudaría mucho en este sentido no dividir a la afición entre seguidores de “primera”, los de pedra picada y que no fallan nunca, y de “segunda”, los que van cuando hay algo en juego y que suelen ser tildados de “oportunistas” y etiquetas similares. Todos cuentan. Y también hay que preguntarse qué falla para que su apoyo solo llegue en casos puntuales.

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