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Moustapha no tuvo suerte. Entró en el 68 por Jorge Félix y en el 86 tuvo que ser sustituido por lesión.

Moustapha no tuvo suerte. Entró en el 68 por Jorge Félix y en el 86 tuvo que ser sustituido por lesión.LLEONARD DELSHAMS

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Alex Albístegui, uno de los jugadores de la actual plantilla que alcanza un mayor grado de sinceridad en sus comparecencias postpartido, aseguraba ayer que le encantaría recuperar el espíritu del Camp d’Esports que él vivió en primera persona, y que llevó al equipo a jugar el último play off de ascenso. Sí, ese que permitió dejar en la cuneta al Barakaldo y al Madrid Castilla y que esquivó el ascenso en los lanzamientos desde el punto de penalti en la definitiva eliminatoria ante el Sevilla At., en la Ciudad Deportiva andaluza y a 40 grados a la sombra. Sí, sin duda sería maravilloso recuperarlo.

Así que vamos a desear –que soñar es gratuito–, que los dos próximos resultados, en el Rico Pérez alicantino y en el Martínez Valero ilicitano, sean favorables y, ante el Olot, en el último partido en casa, el Camp d’Esports se llene a rebosar propiciando, si todo sale de cara, que vuelva a producirse en Sabadell otra “marea azul” como las que enmudecieron al Nuevo Butarque, el Centenario de Badalona, el feudo sevillista, el Alfredo Di Estéfano o el Nuevo Lasesarre, solo por citar unos cuantos ejemplos.

No se si eso va a ser posible pero ayer, ante el filial valencianista, y aunque las gradas del Camp d’Esports volvieron a estar semivacías, sí que se produjo un cambio signicativo en la actitud del público. Cierto que el Lleida jugó bien. Y, por momentos, hasta muy bien. El “run run” habitual se transformó en murmullos de aprobación, cuando no de admiración, con alguna primorosa triangulación –la banda izquierda con Pumar, Manu Molina y Jorge Félix lo bordó en algunas fases del partido–. O con la rabona de Jorge Félix o el control y vaselina de Javi López en la jugada del 3-0. Pero aún hubo más. Ni con el 3-1 ni mucho menos con el 3-2 se oyeron críticas. Todo fueron ánimos y aplausos. El público, el que vino, sabía lo que se jugaba el equipo y no regateó apoyo. Ese es el camino. Luego las cosas saldrán mejor o peor o las ilusiones se harán añicos ante el Hércules... Pero de momento hay que aprovechar la euforia. Es gratuita y se puede.

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