LA CONTRACRÓNICA
Demasiados goles encajados
En la historia del fútbol no hay ningún equipo que gane siempre. O, al menos, a mí no me consta. Incluso los más míticos, a los que el paso de los años agiganta sus gestas, sufrieron derrotas que les privaron de lograr los títulos a los que su leyenda les hizo acreedores. El Lleida no puede ser una excepción y ayer, en un partido más que discreto, perdió en el Mini ante el Barcelona B. Cierto que lo hizo de forma cruel, cuando ya acariciaba el empate, encajando el 2-1 en el último segundo.
En principio hay que considerarlo un accidente. Es la primera derrota fuera de casa y la segunda en toda la Liga, por lo que se merece mantener la confianza de una afición que se está ilusionando con la disputa de otro play off. Desde que perdió en el Camp d’Esports ante el Hércules, el Lleida de Gerard Albadalejo había firmado una excelente racha de seis jornadas sin perder, en las que, con cinco victorias y un empate, había sumado 16 de los 18 puntos en juego, lo que le había situado líder en solitario. Todos los equipos del mundo sufren decepciones y ayer lo tocó al Lleida.
Conveniendo que haya sido un accidente, sí que hay un dato preocupante: Este equipo encaja demasiados goles. Y un aspirante al play off y al ascenso, no puede permitirse recibir tantos goles en contra. Johan Cruyff dijo una vez que no le importaba que a su equipo le marcaran un gol, porque ellos iban a hacer dos. Sin embargo, lo que no escapa a ninguna estadística, es que los equipos que logran títulos y consiguen ascensos, son los que encajan pocos goles.
De las 17 jornadas que se han disputado, el Lleida solamente ha mantenido su portería a cero en seis encuentros. Demasiados errores, demasiados fallos puntuales, demasiadas concesiones para un aspirante a todo. De los cinco últimos partidos, solamente en uno la portería se ha quedado a cero. En los otros cuatro ha recibido 9. Demasiados. Pese a ello, el equipo es líder, porque este Lleida tiene mucha pegada. Pero el camino al play off no pasa por cumplir la teoría de Cruyff. Pasa por encajar menos goles.