El mérito de Joan Carles

El tópico futbolístico de “a entrenador nuevo, victoria segura” no se cumplió con Oliva en su estreno en Cornellà, el Lleida ni siquiera jugó un buen partido y se sumó un punto. Pero han bastado dos jornadas más para que el técnico haya encarrilado un tren que parecía haber olvidado su destino, que no es otro que jugar los play off de ascenso a Segunda y, de paso, terminar lo más arriba posible. Fue práctico a la hora de plantear el partido ante el Atlético Levante, sumando la primera victoria bajo su mando, y ayer en Paterna resolvió un encuentro que se le complicó frente a otro filial, el del Valencia. Él y sus jugadores. Porque aquí todo el mundo rema en la misma dirección. Oliva es el maquinista pero los vagones deben ir bien alineados sobre los raíles.

No se encontró la mejor de las situaciones el relevo de Gerard Albadalejo, al que no hay que restarle ni una porción del mérito de que el Lleida esté donde está. Aunque el equipo seguía en play off, los futbolistas no tenían el mismo espíritu del que fuera líder, los resultados no acompañaban y hasta había un ambiente enrarecido al coincidir la crisis de resultados con el mercado invernal. Cualquiera podía ser el señalado. Pero a Oliva no le tembló el pulso a la hora de introducir su propio estilo, incluso modificándolo a lo largo de los partidos y sentando a cualquiera que no estuviera al cien por cien. De hecho, Dongou, que llegó como una ‘bomba’ en el mercado de invierno, no ha sido titular en ninguno de los tres partidos con el nuevo técnico. Y no pasa nada. El que está al cien por cien estará en el campo y quien no se sentará en el banquillo o se quedará fuera. Para añadirle un mérito enorme a las primeras semanas de trabajo de Joan Carles solo hay que echar un ojo a las enfermería y a las convocatorias de los últimos partidos. Todas han sido nutridas por futbolistas de un filial que juega en Primera Catalana. El margen de maniobra ha sido mínimo, casi nulo.

Aún queda mucho hasta el 19 de mayo, pero el tren ha vuelto a coger velocidad y va perfectamente embalado hacia la que debe ser su fin de trayecto.