LA CONTRACRÓNICA
¿Botella medio llena?
Casi todos conocemos el dicho de ver la botella medio llena o medio vacía y, aunque es un concepto muy antiguo, sigue teniendo algo que enseñarnos, y en el caso del Lleida viene como anillo al dedo. Supongamos que antes del partido en el Rico Pérez hubiéramos hecho una encuesta entre la afición del Lleida para ver cuántos habrían firmado un empate en el caso de que supieran de antemano que tendríamos que jugar con diez durante más de ochenta minutos. Supongamos también que no hubiéramos venido de dos desastrosos partidos en casa, sin ideas ni goles, ante Badalona y Olot en los que el equipo tan solo ha sacado un punto de seis posibles. Seguro que con esas dos premisas arrancar un punto en el feudo de un rival directo sería un buen premio, quizás no el deseable pero sí bueno al fin y al cabo.
Y realmente hay que dar por bueno el empate y valorar el coraje y compromiso del equipo. Es verdad que en esta segunda vuelta, en la que el Lleida solo ha sumado 10 de 30 puntos posibles, el globo de la ilusión por el ascenso se ha desinflado un poco. Desde el principio de la temporada se sabía que conseguir el ascenso no era una empresa fácil y que la Liga, para lo bueno y para lo malo, siempre acaba resultando muy larga y que las dinámicas cambian. Es difícil mantener una regularidad impoluta todo el curso.
Es más, siempre es mejor pensar que, habiendo dejado tantos puntos por el camino, el equipo sigue estando en las posiciones de privilegio. Ni aunque el Cornellà puntúe hoy en Sabadell y deje al Lleida fuera del play off hay que ser fatalista. Además, todos los aspirantes al play off están tropezando.
Pero también se puede analizar la situación por el lado negativo. Tras el cambio de entrenador, el equipo ha sumado 9 de 18 puntos posibles. Números que no son de candidato al play off y mucho menos de aspirante a quedar campeón. El Lleida debería hacer suya una de las frases de Paulo Coelho: “Afronta tu camino con coraje. Solo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”.