Diálogo y (forzosa) paridadSeis candidaturas, en la 'lucha final' para optar a los 4 escaños de Lleida

Todos los candidatos y candidatas empezaron a mostrar sus cartas y su perfil. El primero fue el número 1 de Esquerra, Xavier Eritja. Muy comedido pero suelto en todo el debate, fue el primero en pronunciar una de las palabras más socorridas del día: diálogo. Le siguió la candidata de JxCat, Concep Cañadell, quien fue de menos a más e insistió en el que ha sido el leitmotiv de su formación toda la campaña: cumplir el mandato del 1-O. Y si alguien estaba algo adormilado por la hora de la grabación del debate, se despejó de golpe con la irrupción del “vendaval” Jaume Moya, de En Comú Podem. Sin el foulard tan habitual en él, fue el candidato que mostró más seguridad, aplomo y, sobre todo, volumen de voz, dando muestras de cuánto ha aprendido durante su etapa de diputado. Y ante el ímpetu de Moya, el número 1 del PP, Dante Pérez, no quiso quedarse atrás. En castellano y refiriéndose a Lérida, aprovechó su intervención para repartir estopa contra su expartido, el PSOE, al que tildó de traidor; contra Cs, y contra Vox, formación de extrema derecha “que no es una solución sino un problema añadido”. Una beligerante Montse Mínguez tampoco se quedó corta en esta primera intervención y cargó contra JxCat, diciendo que si Turull no estaba allí era “por culpa de Puigdemont” y criticó que el cabeza de lista “no es de Lleida”. Por último intervino la ciudadana Maria Burrel, muy aplicada y aportando datos a la primera de cambio, que, también en castellano, tuvo un estreno en tono alarmista, hablando de “momento de emergencia nacional”, de “privilegios nacionalistas” y repitiendo el nombre de España.

Tras este calentamiento, ya se sucedieron algunos “mini ataques” entre los contrincantes, que en ningún momento se produjeron entre JxCat y ERC. Así Mínguez le echó en cara a Cañadell que criticara a los socialistas pese a gobernar con ellos en el consell de la Noguera; mientras que Pérez, como por arte de magia, se pasó al catalán para tachar de “cobardes” y “parias”a los de Esquerra, en un reparto a diestro y siniestro en el que incluso recibió lo suyo hasta Jordi Évole.

La cosa no fue a más y, en general el debate fue de guante blanco, terminando con un toque “adivinatorio” del candidato popular, quien pronosticó que JxCat, ERC y PSC tenían seguro el escaño y el cuarto “bailaba” entre él, el de En Comú Podem y un segundo para ERC. Mañana sabremos si se ganaría la vida como “pitoniso”.