LA CONTRACRÓNICA
La hora de los valientes
Una de las metáforas para explicar la vida es describirla como un viaje en tren, con oportunidades que deben aprovecharse si uno no quiere quedarse en el andén esperando otra oportunidad que quizás tarde mucho en llegar o no llegue nunca. El Lleida Esportiu ha desaprovechado en esta segunda vuelta muchas oportunidades y ha dejado que pasen muchos trenes en la lucha por el play off cuando en diciembre, unos días antes de Navidad, lideraba con autoridad su grupo de Segunda B.
Antes de escribir este artículo pensaba seriamente si valía la pena lanzar un mensaje de optimismo o ser realista. Porque, teniendo los pies en el suelo, la realidad es que los de Joan Carles Oliva están a dos puntos del play off a falta de tres jornadas y en los próximos dos partidos tienen que enfrentarse nada más y nada menos que a Barça B en casa y al líder Atlético Baleares fuera. La última jornada es la de los tres puntos seguros ante el Ontinyent. Y, además, los azules no dependen de sí mismos.
Pero el equipo sigue vivo y con posibilidades, por remotas que estas sean. Así que vamos a creer hasta que las matemáticas digan lo contrario. Hace unos años leí un anuncio publicitario que me impactó y me hizo reflexionar. A mí, que soy un descreído en este tipo de mensajes de autoayuda que venden felicidad como si fuera un producto de supermercado. “Porque el día siguiente es el día más importante de su vida. Es el día siguiente cuando usted sabe si el día de ayer valió la pena. Es el día siguiente cuando despertamos a la realidad o seguimos viviendo en un sueño”.
Estoy convencido de que jugadores y técnicos del Lleida viven apasionados por lo que hacen. Y la pasión con la que se hacen las cosas es la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre la duda y la certeza, entre aquellos que disfrutan con lo que hacen y los que hacen lo que les gusta. Al final todo se resume al tópico de que el fútbol pertenece a los futbolistas, que son los auténticos protagonistas, capaces de despertar ilusiones y provocar lágrimas. Es la hora de los valientes.