LA CONTRACRÓNICA
Inflexión y reflexión
Mike Carey salió en el quinteto titular y estuvo fallón en el tiro.
El inesperado pero no menos meritorio ascenso a LEB Plata del CB Pardinyes la pasada temporada debe marcar un punto de inflexión y reflexión en el baloncesto de nuestra ciudad. Inflexión, porque se acaba el monopolio a nivel profesional que hasta ahora parecía pertenecer al Força Lleida. Y reflexión, porque cabe preguntarse si una ciudad como Lleida puede albergar, y a la vez competir de forma brillante, a un club en LEB Oro y otro en Plata.
Tras siete temporadas en la categoría, el ICG Força Lleida debe dar un paso adelante en cuanto a sus ambiciones deportivas. Un nuevo proyecto con el objetivo de mantenerse una temporada más en la Liga cada vez ilusiona menos. Clasificarse entre los nueve primeros para jugar el play off se está convirtiendo en una obligación.
En mi etapa como entrenador del ADT en LEB Plata viví la misma situación que se ha generado ahora en nuestra ciudad. En Tarragona, durante dos temporadas, convivieron dos equipos profesionales, el CB Tarragona en Oro y el AD Torreforta en Plata. La rivalidad y la falta de cooperación entre ambos clubes les llevó a ambos al borde de la desaparición.
La unificación del actual proyecto deportivo, sentar unas bases más allá de rivalizar y complementarse debe ser una prioridad para Força Lleida y Pardinyes. La posibilidad que ofrece el reglamento de poder vincular y compartir 4 jugadores menores de 23 años que puedan jugar con ambos es una ventaja que deberían valorar. La Paeria como patrocinador de ambos debe mediar entre ellos si los clubes no son capaces de ponerse de acuerdo. La necesidad de colaborar y remar todos en una misma dirección se me antoja crucial. Competir y rivalizar entre ambos me parece un grave error.
