Tenemos problemas, problemas graves

Hace solo un año, a estas alturas de la competición el equipo había conseguido ocho victorias. Este año, el año de la continuidad, tan solo llevamos tres. Es el segundo peor inicio de campeonato del equipo en toda su historia. Con una plantilla, a mi juicio, de menor nivel que la de este año se consiguieron mejores resultados. Podemos hablar de dinámicas, de círculos viciosos, de estados de ánimo, de sensaciones... pero lo cierto es que la imagen que se ofrece y la que muchos de nosotros percibimos es que el equipo y, en cierta manera también el club, se han instalado en un estado de profunda depresión.

Vemos que la ansiedad y el miedo se reflejan en los rostros de todos los protagonistas y sin cambios parece muy complicado revertir esta situación. Seguramente lo correcto en este momento sería dar ánimo a un grupo que lo necesita, fingir comprensión, hacer llegar cariño a los muchachos y acabar con un “no passa res” que trate de tranquilizar a quien lo dice y a quien lo escucha. Pero la realidad es otra. Los resultados y la imagen del equipo en los últimos partidos han sido muy muy mejorables. En mi modesta opinión tenemos un grave déficit en la dirección del club, en la dirección técnica y en la dirección del juego. Y la impresión es que la mejora no va a llegar mañana. Además de profundas reflexiones ya es tiempo de tomar decisiones, decisiones nada fáciles.

Encajar 97 puntos, perder casi 20 balones y no tener a ni un solo jugador con valoración positiva no es una cuestión de carácter, es otra cosa, es jugar sufriendo, jugar con miedo, jugar con ansiedad. Debemos entre todos conseguir cambiar esto con urgencia porque, lamentablemente, nos hemos convertido en las vitaminas de todos los equipos que están en rachas negativas.