LA CONTRACRÓNICA
Resucitar en Domingo de Ramos
En este Domingo de Ramos escribo sobre la resurrección. Todavía asombrado por el feliz final de la historia de Charles Thomas. Un excelente jugador de la década de los 70 al que se dio por muerto ha ‘resucitado’ después de 40 años en los que nadie tuvo ninguna noticia y que, repentinamente, apareció en una residencia para personas discapacitadas en Texas. Las deudas, la culpa y la vergüenza le empujaron a desaparecer después de que una gravísima lesión acabara con una carrera brillante.
De idéntica manera el ICG Força Lleida consiguió ‘resucitar’, logrando una agónica victoria que debería servir a los de Aranzana para recuperar la confianza y la autoestima. No fue una victoria brillante, pero eso, a estas alturas de la competición, es lo que menos importa.
Vimos a un equipo irreconocible, un equipo dañado en su identidad más de lo creíamos, que a pesar de todo consiguió al tercer intento imponerse en otro final a cara o cruz. Las sensaciones que nos deja el partido son ciertamente preocupantes.
Las secuelas de todo el sufrimiento y la frustración acumulados en las ultimas semanas pareció pesar demasiado en unos jugadores que deberán recuperar inmediatamente su identidad para conseguir el nivel que ya demostraron tener antes del contagio masivo por Covid. Esa es la misión: volver a ser ellos mismos, encontrar su identidad y su esencia.
Queda una semana para preparar un desplazamiento asequible..
Thomas, al que apodaron ‘La Pantera Negra’, fue muy conocido por su capacidad de salto. Hoy, todo lo que le hizo grande en el baloncesto ha desaparecido, incluso sus piernas. Desde su silla de ruedas ve la vida con resignación y desde esa misma silla conocerá a su hijo Carlos y a su nieta. ¿Puede haber mejor final para una historia triste?