LA CONTRACRÓNICA
Reflexión
Doble jornada en el Barris Nord la que se pudo presenciar ayer. En la sesión matinal, un necesitado Força Lleida recibía a un Melilla en la lucha por la permanencia en la LEB Oro en una temporada en la que, con cuatro plazas de descenso en juego, añade mucha presión a la gran mayoría de los equipos. Por la tarde, y en un ambientado Barris Nord, el CB Pardinyes, una vez ya cumplido su objetivo de la permanencia en la LEB Plata, conseguía el premio de clasificarse para disputar la fase de ascenso a Oro.
Y es que el deporte a veces tiene estas cosas. Cuando todo hacía presuponer que la temporada del Força Lleida sería esperanzadora y los resultados le permitirían luchar por las posiciones de ascenso, una mala racha verdaderamente inesperada les supuso verse inmersos en esta complicada situación. Ayer, ante los norteafricanos, consiguieron superar con nota un duelo contra un rival que en ningún caso llegaba a Lleida para poner las cosas fáciles. Por otro lado, los del barrio de Pardinyes, con la victoria ante un ya descendido L’Hospitalet, festejaron esta clasificación inesperada, pues para nada entraba dentro de sus humildes planes al iniciar la temporada.
Afortunadamente, una vez más el baloncesto ha demostrado que aunque los medios de los que dispone un club u otro son importantes para la consecución de los objetivos marcados, para nada son definitivos.
Existen muchas dudas de que la ciudad de Lleida deba albergar dos equipos profesionales de baloncesto, pero está claro que la forma de gestión de ambos clubes merece una profunda reflexión. Día tras día, las diferencias deportivas se van acortando entre ambos aun cuando los medios, ayudas y privilegios de los que disponen uno y otro son muy dispares. ¿Cuál es la razón?