LA CONTRACRÓNICA
Aroma ACB
Estos días se ha hablado mucho de las declaraciones del presidente del Força Lleida, Albert Aliaga, sobre las posibilidades de situar al equipo en la Liga ACB y de si la ciudad y el territorio están dispuestas a dar un paso adelante en esta atrevida apuesta sociodeportiva. De entrada, hace falta aplaudir que el máximo responsable de la entidad entre en el debate y mueva un árbol del que todo el mundo espera que pueda, en el futuro, dar muchos frutos. Si vemos el panorama estatal del deporte de élite encontramos ciudades del tamaño de Lleida situadas muy por encima de la nuestra, con deportes de primer nivel de audiencias como el fútbol, baloncesto, balonmano o fútbol sala.
Me refiero a lugares como Huesca, Lugo, Eibar, Girona o Almería, que disponen de dos y hasta tres deportes de máximo nivel en la ciudad, con comunión tanto con las administraciones públicas como con empresas y afición.Lleida tuvo equipo de fútbol en Primera y durante casi diez temporadas estuvo en Segunda A, disfrutando de un gran espectáculo y visitantes de lujo. En baloncesto saboreamos la miel de la ACB durante cuatro temporadas, convirtiendo el Barris Nord en un lugar de éxtasis colectiva. La OK Liga de hockey con el Lleida Llista, con palmarés internacional, es ahora mismo lo único que nos representa al máximo nivel en la ciudad, al margen del Cadí La Seu de básquet, Vila-sana y el CTT Borges, en la provincia.
¿No creen que hace muy bien nuestro presidente en abrir el melón de la ACB para ver si hay base para hacer una apuesta clara y decidida? ¿Y por qué no?Revivir aquellos partidos contra el Real Madrid, Barça, Unicaja, Valencia, Baskonia..., con 6.000 espectadores no tiene precio. La primera piedra ya está puesta.