LA CONTRACRÓNICA
¡Amigos, tenemos un pequeño gran problema!
Es cierto que cuatro jornadas no son mucho, aunque sí apuntan muchas cosas, para analizar las prestaciones de este Lleida en el presente ejercicio. Pero sumar tan solo cuatro puntos de doce posibles, tampoco ayuda y más con el agravante de haber anotado tan solo un gol a favor (¡vale, sí, tan solo ha encajado, dos!). Hay margen, mucho margen de mejora, pero las sensaciones no son para lanzar cohetes.
El liderato queda a seis puntos y salvo el Olot los de Pere Martí son el equipo menos goleador de la categoria. Pero hay otro aspecto a tener en cuenta de cara a este año en que el club se juega tantas y tantas cosas. Y ese no es otro que el reclamo a la afición.
Sí, la que hay es escasa, pero fiel a machamartillo. Pero escasa. Ante el Peña Deportiva, algo más de mil espectadores en el Camp d’Esports. Los socios, que se ve que no fueron todos, rozando los 1.600, según los últimos datos oficiales. Muy lejos de los 3.000 que se marcó como objetivo personal Vicente Javaloyes. La afición del Lleida es muy particular.
Se mueve por impulsos y, sobre todo por victorias, y como no tiene detrás esa educación deportiva –repetimos, salvo esa selecta minoría que está a muerte con el equipo y no lo abandona ni a sol ni a sombra– que, a diferencia de otros clubes, consigue que incondicionalmente estén a las duras y a las maduras con la camiseta y todo lo que ella representa. Basta recordar que la misma temporada en Primera ya hubo abucheos en el Camp d’Esports cuando no se salía de la zona de descenso. Y pese a ser el equipo con más campañas en Segunda A, conjuntamente con el Eibar, el aficionado se cansó de ver siempre a los mismos equipos y dejó de acudir.
O sea, que para llegar a esos 3.000 abonados, cantidad ahora mismo utópica, y ver algo más llenas las gradas no queda otra que, siguiendo aquella acertadísima máxima de Luis Aragonés, “ganar, ganar y volver a ganar”. Y por supuesto, jugar el play off de ascenso. Si se consigue, habrá que ir limpiando esas viejas sillas del campo que llevan siglos sin usarse.Repetimos, cuatro jornadas no son nada, pero cada una que pase y se siga con idéntico camino, será un paso atrás en las aspiraciones de un equipo que, es de suponer, que por nuevo no acaba todavía de funcionar como debiera.
Aplausos. Lo Marraco, la hasta ahora única mascota del Lleida Esportiu, ya no está solo. Le ha llegado una compañera, la caracolina Regineta, que ayer debutó en el Camp d’Esports, fruto de la colaboración del club con la FECOLL.
Abucheos. Se ha solventado, por fin, el tema de la falta del nombre del árbitro en la hoja de alineaciones que facilita el club. Ahora solo queda por resolver el esperpento de las alineaciones en ella: Solo aparecen los equipos clasificados entre la quinta y decimotercera posición. ¿Y los demás?.