SEGRE

LA CONTRACRÓNICA

El espirítu del 28 de diciembre sigue muy vivo

Virgilio, junto a Mané, en su etapa en el Lleida en los noventa.

Virgilio, junto a Mané, en su etapa en el Lleida en los noventa.SEGRE

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Mario Duran, uno de los mejores presidentes que ha tenido el Lleida en sus muchos años de historia –como Unió Esportiva o Esportiu–, tomó la mejor decisión de su largo mandato, cuando el 28 de diciembre de 1988, tras destituir a su ídolo de la infancia, Koldo Aguirre, firmó el contrato para el banquillo del Camp d’Esports a José Manuel Esnal “Mané”. De acuerdo. Esa temporada, porque ya no había remedio, se descendió a Segunda B, pero desde entonces fue un no parar: un ascenso a Segunda A, dos campañsa en que se rozó el ascenso a Primera y otra, la tercera, en la que sí se logró volver a lo más alto del fútbol español, 54 años después; y aunque se perdió a la primera, aún se consiguió, a la siguiente, jugar la promoción de ascenso que se esfumó, por muy poco, en El Molinon asturiano ante el Sporting.

Pues bien, Pereira tiró de superstición, por si acaso, y tras destuir a Pere Martí para recuperar a Toni Seligrat, el entrenador de los dos play off, consecutivos. Y entre eso, y el viejo dicho de que “a nuevo entreandor, victoria asegurada”, el Lleida volvió a la senda de la victoria, la quinta en 16 jornadas, que le permite regatear las plazas de descenso: 1-2 en el Sagnier del Prat del Llobregat, ante un equipo que nunca le ha ganado: siete victorias y cinco empates para los azules en doce enfrentamientos. Es cierto que aún no se ha conseguido nada y que este mes de enero se presenta muy complicado para el equipo, pero sí que, por lo visto ayer ante el Prat, el Lleida dio la sensación de ser otro pese a tan pocos días de entrenamiento: más aguerrido (seis tarjetas, cosa muy poco vista en los últimos meses), con más pegada y con dos goles de un delantero en horas bajas, Chuli que, lo que son las cosas, ya es el máximo artillero de la entidad y, sobre todo, sabiendo sufrir sin descomponerse.

El añadido de diez minutos fue un suplicio, con el gol de los locales y acabarlo con diez jugadores, con la lesión de Dennis Svitiukha, que sufrió una fractura, con todos los cambios ya realizados. Pero el equipo supo aguantar para acabar sumando los tres puntos que, en el fondo, era lo más importante por lo que a cambio de sensaciones se refiere. Ahora faltará la prueba del algodón, que será ante el Espanyol B este próximo domingo en el Camp d’Esports (12.00 horas). Será un buen test ante un aspirante al ascenso.

Aplausos. El hecho que Toni Seligrat haya recuperado a dos jugadores marginados como Òscar Rubio y Lolo Mettler. Ahora sólo falta saber qué ocurre con Adrià de Mesa, un caso, sin duda, para Iker Giménez.

Abucheos. La nula promoción que desde el club se ha hecho del primer encuentro del 2023. Cierto que caía entre fiestas navideñas, pero, salvo la presentación del nuevo técnico, ni comparecencia de los jugadores antes de viajar al Prat ni la tradicional previa del entrenador antes del partido.

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