LA CONTRACRÓNICA
Paciencia, aún queda mucho trabajo por hacer
Nadie dijo que la recuperación del Lleida iba a ser fácil. El equipo, con el cambio de inquilino en el banquillo, apunta maneras, se vislumbra la luz al final del túnel, se observan brotes verdes.. pero queda mucho, muchísimo trabajo por hacer.
Con Seligrat se han sumado cuatro de los seis puntos posibles y aunque está ahí, amenazante, se ha huido del fantasma del descenso. Pero ante el Espanyol B, que se presentó en Lleida como segundo clasificado –ahora ha cedido la plaza al Valencia Mestalla, ganador en Formentera–, los azules demostraron, al igual que hace siete días en el Sagnier, que el partido se les hizo demasiado largo. El primer tiempo fue bueno, muy bueno, y al igual que ante el Prat, superaron al rival y lograron lo más dificil: adelantarse en el marcador.
Y encima con el plus añadido de que antes del descanso los de Seligrat se quedaron en superioridad númerica por la expulsión de un rival. Todo parecía de cara para sumar una nueva victoria en la nevera en que se había convertido el Camp d’Esports por las inclemencias climatológicas. Pero llegó el segundo tiempo y el Lleida comenzó a dar muestras de debilidad.
Comenzaron a perderse balones innecesarios y volvió a evidenciarse que delante falta gol. Sí, el equipo fue de más a menos, pero pese a ello, antes del mazazo en contra, tuvo el partido a su alcance. El 2-0 estaba subiendo ya al marcador cuando el remate de David López acabó estrellándose en la madera.
Y poco después, en un balón descontrolado en el centro del campo, llegó, en un golazo eso sí, el empate visitante que, haciendo buena aquella leyenda deportiva que se atribuye al mago Helenio Herrera, jugaba mejor con diez que con once. A partir de ahí, se rompió el partido y, las cosas como sean, el Espanyol B, que demostró hechuras de gran equipo, supo manejarse mejor en el caos que su rival. Ahora hay otra semana de por medio para que Toni Seligrat –que si Van Gaal presume de libreta, él tira de folio– ajuste las deficiencias observadas y que anota meticulosamente durante el partido.
Hay una semana por delante para corregir errores, esperar refuerzos y pensar en que el domingo (12.00) y otra vez en casa, el líder Teruel no dejará jugar tanto al Lleida como lo hizo ayer el filial perico. Es un equipo más guerrero.Aplausos.Se los merecen todos esos aficionados que, es verdad, no fueron demasiados pero que se atrevieron a desafiar la niebla y el frío del Camp d’Esports en vez de quedarse en casa cómodamente calentitos.Abucheos.Mira que llevamos años viendo fútbol pero jamás habíamos visto una tarjeta tan tonta como la del visitante Hernández. Entró en el minuto 26 para sustituir a un compañero lesionado, pero lo hizo desde un sitio antirreglamentario, sin esperar la autorización arbitral ni dar tiempo a oficializar el cambio en la tablilla electrónica.