LA CONTRACRÓNICA
La Seligraneta zozobra en La Almozara
Es que ni hecho a propósito podía haber salido peor la jornada. El Lleida ha perdido en el campo del Ebro, el colista de la categoría que ostentaba el duduso honor de no haber ganado ni uno solo de los partidos disputados hasta la fecha (nueve empates y nueve derrotas). En casa tan solo había sumado cinco empates (Formentera, Badalona, Ibiza Islas Pitiusas, Terrassa y Olot) y había perdido con Valencia, Espanyol B y Alzira.
Pero es que, además, los del Lleida Esportiu jugaron desde el minuto 26, ¡sí, desde el minuto 26!, con un hombre más. Pues, ni así. Una jugada a balón parado en los primeros compases de la segunda mitad supuso la primera derrota de la segunda etapa de Seligrat en el Camp d’Esports, después de una victoria inicial (Prat) y dos empates consecutivos en casa (Espanyol B y Teruel).
Nadie pensaba en la derrota. Sin duda ni el propio Seligrat pese a colocarse vendas antes de la herida esgrimiendo los tópicos de “no hay enemigo pequeño”, “el fútbol es así”, “el campo es una caja de cerillas” o los más originales, todo hay que decirlo, en la previa de “a no ser que sea un partido decisivo siempre que puntuemos diré que estoy contento con el punto” o, ya a posteriori, que “contra diez jugamos peor” y que el Ebro “tiene más centímetros que nosotros”.El caso es que la “Seligraneta”, como definieron, de manera simpática, los incondicionales que viajaron hasta Zaragoza, como intrépida nave surcando el Ebro, zozobró en la Almozara de manera tan espectacular como preocupante. Sí, preocupante porque el Lleida ha vuelto a las andadas y vuelve a flirtear con el descenso.
Ya se sabía que la cosa no iba a ser fácil, y que cada partido iba a convertirse en una final. Y, si nos apuran, que esta categoría está de lo más igualada y que cualquier detalle, por mínimo que sea –como ocurrió ayer ante el Ebro– decanta los partidos a favor o en contra. Hasta ahí, de acuerdo, pero resulta cuando menos inaceptable que el rival, al que le costaba Dios y ayuda marcar un gol –¡bueno, al Lleida, también!– anote un tanto a pelota parada con todos los jugadores rivales peligrosos supuestamente controlados por la defensa del Lleida, y después de las indicaciones previas en el vestuario, durante el descanso, explicadas por boca de su técnico.
Sin duda alguien no prestó la atención debida y provocó un desaguisado que puede afectar, y mucho, lo que resta de temporada. Así que, al loro, que la cosa está mal, pero aún puede estar muchísimo peor.Aplausos. El detalle del Lleida solicitando, y consiguiendo, un minuto de silencio antes del partido en memoria del fallecido Gerard Escoda.
También la paciencia de los seguidores, incansables, que no dejan de seguir al equipo allá donde juegue.Abucheos.¿Hoy es lunes 30? ¿Sí? Pues ya no hay más preguntas, Señoría.