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E l corazón nos dice que empatar en el Luis Sunyer con el Alzira es un mal resultado y la cabeza que, dadas las circunstancias y tal y como iban las cosas, tampoco es tan malo. Pues depende. Sí, veníamos con un subidón tras dos victorias consecutivas, se sabía que un triunfo nos acercaba, bueno poco pero nos acercaba, a la zona alta de la clasificación.

La derrota nos devolvía al play out y, quién sabe si al descenso, según los resulatados que se den hoy. El empate deja las cosas más o menos como estaban, con un puntito más y una jornada menos, restan solo seis para el final, para saber a que atenernos. Ya sabemos que hasta el 14 de mayo, cada partido va a ser una final –Hércules, Ibiza Islas Pituisas, Mallorca B, Badalona Futur, Prat y Espanyol B–, pero el sufrimiento va estar ahí salvo que lo rompa una racha positiva, esperemos, o negativa, eso no, que deje las cosas clarificadas de una manera irreversible con anterioridad.

En Alzira, volviendo al partido de ayer, los de Ángel Viadero volvieron a mostrar las dos caras que le caracterizan esta temporada. Mal inicio, reacción con el 0-1, despistes en el 1-1, pésimo arranque tras el descanso, con el 2-1 que provocó que el equipo se saliese del partido, empujón final con el 2-2 y capacidad de sacrificio para aguantar el empate con diez tras la expulsión de Nani.A destacar la incomprensible decisión de Viadero, aunque por supuesto vista desde fuera, de quemar alegremente una ventana de cambios con poco más de cinco minutos de margen. Con los dos jugadores calentando en la banda, hizo entrar a Mario Ribas por Chuli y poco después a Alpha Bagayoko por Damià Sabaté.

La cosa salió bien y quedó, en el fondo, en una simple anécdota, pero pudo ser mucho peor según fueran los lances del juego.Y otro detalle, dentro de la sequía goleadora del Lleida, esta vez supieron anotar dos jugadores que no se habían estrenado hasta el momento. Pape Diamanka, en el primer tiempo, y Mario Rivas, en el segundo. Dos de los refuerzos de invierno del Esportiu.

Al menos justificaron su llegada.Aplausos:

La llegada de Raúl Fuster como el nuevo director deportivo de la entidad. En su tercera llegada al Camp d’Esports debemos recomendarle que abra dos carpetas de cara al futuro: una por si se logra mantenerse en la Segunda RFEF y otra por si se produce el descenso a Tercera. En cualquier caso hay que darle un buen meneo a este equipo.Abucheos:

Los muchos minutos en los que el Lleida anduvo grogui en tierras valencianas tras el 2-1 y tras la expulsión de Nani, y el hecho de que, pese a mantenerse el “+1” en el average general, se ha perdido el particular con el Alzira, que ganó en el Camp d’Esports.

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