LA CONTRACRÓNICA
El Lleida se apunta al mejor de los detalles, el de la épica
El Lleida-Terrassa fue el partido de los detalles desde su mismo comienzo: Els Segadors sonando por megafonía, el equipo luciendo la camiseta de la senyera con motivo de la Diada, minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Marruecos con la bandera marroquí en el videomarcador; el homenaje al descanso a la plantilla del AEM B femenino por su reciente triunfo en la Copa Catalunya y su salto a la Tercera RFEF. Pero, por encima de todo, lo que más valoró el aficionado no fue la victoria en sí, que también, sino por la forma en que esta se produjo: con épica. Porque no le demos más vueltas, el aficionado vibra mucho más con una remontada en la recta final del encuentro que con una plácida y previsible goleada, de esas que se ven venir desde el primer minuto.Y precisamente a base de épica es como se puede conseguir que, de manera paulatina –tampoco nos vayamos a poner estupendos–, las gradas del Camp d’Esports se vayan llenando hasta conseguir un aspecto de lo más atractivo, mucho mejor, sin ir más lejos, del penoso aspecto que presentaba ayer elcésped del estadio.
Pero yendo a lo que realmente importa. No me negarán que tuvo su punto adrenalítico que antes del descanso Viadero ya tuviese que realizar un cambio por la lesión de Campins. Y que después del 1-0 de Chuli, en unos minutos de descontrol, el Terrassa se pusiese 1-2.
Y que cuando ya parecía todo perdido, en el tramo final llegasen los goles de Roger Figueras y Montero. Y, más aún, que los leridanos tuviesen que jugar el añadido con un jugador menos por la lesión de Alex Rico, recién incorporado al partido, y con las tres ventanas de cambios ya agotadas. Por eso no es de extrañar que el Camp d’Esports explotase de júbilo cuando se decretó el final.
Seis de seis. De momento, esto pinta bien, muy bien.