Un penalti que no te estropee nunca el liderato

Bueno, proeza conseguida. Ni los más viejos del lugar recuerdan, habría que mirar con lupa las estadísticas, un arranque tan brillante del Lleida: cuatro partidos, cuatro victorias. Doce puntos de doce posibles. Líderes en solitario después del tropiezo del Hércules en el Narcís Sala.

En el Camp d’Esports ayer se alucinaba. No fue, es verdad, el mejor partido del Esportiu, pero es que el Saguntino tampoco hizo nada más que defenderse. Agazapado atrás y buscando una suerte que nunca llegó al contragolpe porque Iñaki jamás tuvo que emplearse ni a fondo ni a nada. Sí, se ganó de penalti, pero de un penalti tan claro e ingenuo, y transformado por Chuli, que no hizo nada más que hacer justicia a lo que se estaba viendo sobre el césped que, dicho sea, presentó un aspecto muy mejorado en relación al anterior partido ante el Terrassa.

O sea que primeros y con una asequible visita a Manresa, todo y reconociendo que no hay enemigo pequeño y todo los tópicos se que dicen en estos casos. Antes, sin embargo, hay que superar una nueva ronda en esta previa con acceso (ganando esta, no, ganando dos más) a la fase final de la Copa del Rey. Este miércoles ante el Sant Andreu. También habrá que echar el resto.Y una cosa más.

Ayer, ante el Saguntino, Viadero sólo hizo tres cambios. Entró Montero, al descanso, Campins, en la segunda parte, y Soto, en el añadido. O sea que Viadero es de los que cree que el aficionado debe saberse el once titular de memoria. Antes la cosa funcionaba así.

Ahora mismo, nadie sabe decir un once fijo de cualquier equipo porque no lo hay. El del Lleida va camino de parecerse al que nos sabíamos todos de memoria cuando comencé a hacer crónicas de los azules en la 71-72, en Tercera: Arbea, Llobet, Guerra, Esteban, Vendrell, Bujan, Araujo, Díaz, Reig, Guzmán y Escolá