El Lleida se autocondena a tener que jugar el play off de ascenso
Visto lo visto, el Lleida no se ha merecido el ascenso directo. Así de claro. Ante 10.512 espectadores, y prácticamente provocando 10.512 decepciones, fue incapaz, en un entregado Camp d’Esports, de entender lo que significa lo de “depender de uno mismo”. Y no lo ha merecido porque un campeón que se precie no puede, y desde luego no debe, perder en casa contra todos los aspirantes: Hércules, Badalona Futur, Sant Andreu y, ayer, contra el Europa. Jugando demasiado con el corazón y muy poco con las ideas frías, el partido ante los escapulados fue como un funesto ‘dèjá vú’ en el que sobraron debilidad mental, peso en las piernas y una alarmante falta de ideas ofensivas. Los rivales, los cuatro, tuvieron bastante con llegar una vez y llevarse el triunfo.Así las cosas, los de Viadero se autocondenaron por su mala cabeza a jugar el play off, que si se logra acceder al la Primera RFEF después de superar las dos eliminatorias preceptivas, tampoco estará tan mal porque, además del premio, se habrán conseguido dos suculentas taquillas. Pero atención, si en la última jornada las cosas no se dan bien, circunstancia más que probable, el equipo puede acabar en la quinta posición, lo que equivale a enfrentarse a un segundo de los otros cuatro grupos de Segunda RFEF, y más aún, después de haberlo tenido en la mano, asistir como invitado de piedra al ascenso de un resucicitado Hércules, que con cinco victorias consecutivas en sus últimos cinco partidos, vivirá una fiesta, que hubiese podido ser nuestra, en el Rico Pérez. E incluso con una derrota, el conjunto azul podría verse superado por el Badalona Futur, si este gana en La Nucia, equipo ya descendido, pese a llevar cinco derrotas consecutivas. Lo de Piqué puede acabar siendo histórico: no salva a su Andorra e impide el ascenso al Futur al arrebatarle –legalmente eso sí– a su técnico.