Punto final a una decepcionante temporada del Lleida Esportiu que pudo ser mágica
Se acabó el sueño del Lleida Esportiu de conseguir, por primera vez en su fugaz historia, un ascenso que, será el último, si el equipo cambia de nombre para el siguiente ejercicio. Las ilusiones azules fueron a quebrarse en el campo de La Constitución de Yecla en otro decepcionante partido ante el Yeclano que, a lo largo de los 180 minutos de la eliminatoria (más los respectivos añadidos) se ha mostrado muy superior a los de Viadero.
Una pena porque este equipo ha sido capaz de dilapidar una ilusionante primera vuelta en la que soñó con lo máximo, esto es, el ascenso directo, con una segunda en la que mostró todas sus carencias comenzando por un ataque decepcionante y unas desconexiones en defensa que hicieron, por citar solo un ejemplo, que el Lleida fuese incapaz de ganar ni uno solo de los ocho partidos ante los cuatro primeros de la clasificación y que perdiera los dos del play off ante un equipo, mera anécdota la verdad, que de los seis encuentros, con otro nombre, no había sido capaz de vencer a la UE Lleida, y ahora le ha derrotado en los dos.
¿Y ahora qué? Pues, además de lamerse las heridas y que no es ningún consuelo que el Badalona Futur también haya caído a las primeras de cambio (si llega a pasar el descalabro aún hubiese sido mayor), hay que planificar la nueva temporada en Segunda RFEF. Decidir si Viadero debe o no seguir al frente del nuevo proyecto y qué jugadores deben seguir o no la próxima campaña. Porque una cosa ha quedado clara.
Al Lleida todos los rivales directos le han sabido neutralizar sin demasiados problemas. Es un equipo muy previsible y con poca capacidad de reacción desde el banquillo. Taponando la salida de balón de Quadri y los dos carrileros, los azules se desangran colgando balones al área, con poca capacidad de reacción y demasiadas facilidades defensivas que le han condenado a otro año más en Segunda RFEF.