Curiosas coincidencias

Ni más ni menos que 19 años han tenido que pasar para que Lleida vuelva a ser de ACB. El caprichoso destino ha querido que en esta nueva etapa el primer rival fuera el mismo. Nadie mejor que el Barça como invitado de lujo en la vuelta de la Liga al Barris Nord. En aquel entonces, octubre del 2001, se pasó de jugar en el Onze de Setembre, con capacidad para 1.500 personas, a un escenario de 5.000 para cumplir con la normativa de la Liga. Había incertidumbre de la respuesta de la afición, dudas de si Lleida y provincia tenían suficiente interés hacia el baloncesto. Pues bien, el flamante pero todavía inacabado Barris Nord no solo se llenó, sino que lo siguió haciendo el resto de la temporada. Más tarde se debió ampliar para poder, de esta forma, dar cabida partido tras partido a la demanda de espectadores.Se presentó un proyecto ilusionante con fichajes de lujo que empastaron muy bien entre ellos. A los renovados Manel Bosch, Jaume Comas y Roger Grimau, se les unieron nacionales contrastados (José Lasa, Berni Alvarez, Berni Tamames y Nacho Romero), además del portugués Sergio Ramos, el argentino Lucas Victoriano y una excelente pareja de americanos (Brian Salier y AJ Bramlet). El resultado, octavos.Curiosas coincidencias, nadie duda en estos momentos que la afición de Lleida quiere baloncesto de primer nivel. Ya lo ha demostrado con creces. Aunque el equipo se ha confeccionado bajo otros parámetros, es un proyecto tanto o más ilusionante. Una simbiosis de juventud y experiencia debe ser la clave del éxito. La ausencia de un center de más de 7 pies puede echarse de menos en algunos partidos, pero seguro que se compensará con variantes tácticas. La continuidad de Gerard Encuentra al frente es toda una garantía, como así lo ha demostrado. Trabajar para conseguir una compacta cohesión de grupo, tanto dentro como fuera de la pista, debe ser el punto de partida para conseguir el objetivo de competir en la ACB muchos años.