LIDERATGE
Crisis comercial y de suministros
Mucho antes de que el Ever Given, el buque de carga de 220.000 toneladas, bloqueara el canal de Suez en marzo, las industrias transportistas ya habían hecho una advertencia pública directa sobre un atascamiento comercial inevitable si no mejoraban las condiciones para los marineros, chóferes y pilotos. Para mantener el comercio en movimiento, los trabajadores necesitan con urgencia la agilización del trámite de sus visas, el regreso de los vuelos hacia y desde los puertos y vacunas. Sin duda alguna la crisis por la falta de microchips o semiconductores es una de las que más ha afectado a la industria a nivel general por su presencia en gran parte de los aparatos que a diario utilizan los ciudadanos.
Se trata de componentes electrónicos de pequeñas dimensiones cuyas aplicaciones son inmensas, porque son la base para fabricar los microcircuitos que utiliza cualquier aparato electrónico que conocemos. La falta de suministro ha obligado a las plantas automovilísticas a suspender su actividad por la imposibilidad de seguir produciendo y, a su vez, amenaza la campaña navideña. Las causas son diversas.
Desde el desequilibrio global en las cadenas de suministro ha desestabilizado el mercado al ser incapaz la oferta de absorber la demanda mundial. La dependencia de Occidente de Asia, particularmente de China, agudiza aún más la fragilidad porque la mayoría de los países están abasteciendo sus propios mercados con menor carga para la exportación internacional. Existe una importante congestión en los puertos chinos que está retrasando los embarques e impidiendo que las mercancías lleguen a otros puertos hasta la escasez de camiones y conductores.
Este maltrato al sector logístico podría alejar a muchos trabajadores del sector, lo cual exacerbaría la escasez de mano de obra que es lo que genera el caos. Tan solo en la industria naviera, la cual transporta alrededor del 80 por ciento de los productos que se comercian a nivel mundial, se prevé una escasez de miles de trabajadores en los próximos años.Como consecuencia de todo esto, hemos visto al alza de los fletes marítimos hasta niveles desproporcionados. El precio del transporte marítimo se ha encarecido de forma sustancial, lo que ha generado importantes sobrecostes a las empresas.
Así, antes de la pandemia un contenedor de 40 TEU’s de China a Europa rondaba los 1.400 dólares. En septiembre, alcanzaba los 17.000 dólares. Actualmente, el transporte por vía marítima está en manos de 4-5 grandes compañías que tienen la mayor parte de la cuota de mercado.
Los grandes ganadores de la actual crisis de la cadena de suministro han sido las navieras. Las grandes agencias navieras MAERKS, HMM, CMA CGM, etc., con subidas de hasta el 52% en beneficios. Pero, además, a este terremoto mundial se suma el aumento de los costes energéticos.
Sectores como el azulejero ya advierten de “enormes problemas” en la producción por los notables incrementos de los costes energéticos de hasta el 150% que pueden desembocar en la pérdida de viabilidad de las empresas y, en consecuencia, en la destrucción de empleo y puestos de trabajo. Los contenedores plegables podrían ser una solución para la congestión en el sector marítimo. La vuelta a la normalidad es el anhelo de todos, ¿pero, para cuándo? La gran mayoría coincide en que el problema tardará en solucionarse en el corto plazo.
Resulta ahora difícil de prever el momento en que se producirá un reencuentro razonable entre oferta y demanda. ¿Cuáles son las buenas y malas noticias? La buena noticia es que esta situación pasará, si bien no de forma inmediata. La mala noticia es que lo que está aconteciendo en la actualidad nada tiene que ver con una descompensación puntual de oferta y demanda que se pueda producir cíclicamente, sino que la ruptura, el colapso de la cadena, es total.