LIDERATGE
Competencias clave para el liderazgo
En los más de 10 años de nuestra trayectoria de investigación a líderes referentes de diferentes países, hemos conseguido desarrollar una metodología para su evaluación y desarrollo basada en competencias comunes a todos ellos. En el artículo de hoy les compartiré la importancia, hoy más que nunca, de la competencia de la resiliencia.Tal y como la definen Hamel y Välikangas, el desarrollo de la resiliencia organizacional no es fácil, pero, en un entorno turbulento e inestable como el actual, la única ventaja competitiva que tienen las organizaciones es su capacidad para reinventar el modelo de negocio antes de que las circunstancias les obliguen a hacerlo.Para lograr la resiliencia estratégica, las empresas deberán superar cuatro desafíos: el desafío cognitivo de eliminar la negación, la nostalgia y la arrogancia; el desafío estratégico de aprender a crear abundantes experimentos tácticos pequeños, el desafío político de reubicar los recursos financieros y humanos donde éstos produzcan mayores retornos y el desafío ideológico de entender que la renovación estratégica es tan importante como la optimización.Así, definimos el concepto de resiliencia organizacional como la competencia que poseen las organizaciones para superar las rupturas del mercado disruptivo al cual se enfrentan hoy en día, tomándolas como oportunidades para generar ventajas competitivas, y el concepto de resiliencia estratégica como la competencia que poseen sus líderes para no rendirse, perseverar y ante, las dificultades, buscar siempre la parte positiva, que les permita no solo salir reforzados o con un valioso aprendizaje, sino que además intentarán que la situación les favorezca.Imagino que muchos de ustedes al leer estos párrafos se sentirán plenamente identificados con ellos, es probable que además tomen consciencia de su importancia para la selección o promoción de las personas que forman sus equipos más comprometidos.Ya no cabe pensar en una organización que cuente con un solo líder que marque el rumbo e implique a todo el ecosistema empresarial. Son tiempos convulsos, con mucha competitividad e incertidumbre y un mercado impredecible pleno de variables incontrolables.
Tenemos un entorno disruptivo que requiere la capacidad de cuestionar lo establecido y plantear soluciones innovadoras. Las organizaciones, para seguir a flote, necesitan líderes en toda su estructura, desde la base hasta la dirección general, con ADN resiliente para en la adversidad encontrar oportunidades o crearlas y que produzcan un efecto cascada a su alrededor.La resiliencia se manifiesta frecuentemente entre sujetos que se enfrentan a situaciones de riesgo o adversidad, permitiéndoles conseguir de nuevo su estado de equilibrio. Es contar con niveles elevados de persistencia y perseverancia frente a los momentos de cambio, debido a que, como se tiene de base en el mundo actual, lo único constante en la vida y en las organizaciones son los cambios, por eso hay que aprender a vivir en ellos, en su dinámica, y no solo eso, sino que, dado que no puedes cambiarlos, puedes intentar sacar el mejor provecho de ellos.En suma, la resiliencia nos invita a mirar más allá de lo que normalmente vemos, a tener a la superación de la adversidad como algo habitual y con lo que hay que vivir.
Y, en un entorno impredecible como el actual, si reconocemos las disrupciones como elementos constantes, lo lógico y productivo es disfrutarlas, verlas como retos y aprendizajes continuos, tomar ventaja de ellas y crecer cada día más como personas y como líderes.