LIDERATGE
Productividad en la era digital
¿Cómo definimos la productividad? Podríamos decir, de una forma genérica, que la productividad es la relación entre la cantidad de productos obtenida por un sistema productivo y los recursos utilizados para obtener dicha producción. Antes es frecuente escuchar que “no es lo mismo trabajar que currar”. Es una frase muy castiza y que denota la atención a un concepto que se ha ido dejando de lado: la productividad.
Profesionalmente me dedico a explicar e implementar este principio que muchas empresas no tienen incorporado en su ADN empresarial, a través de las nuevas metodologías como Agile, Lean, Kanban o 6 Sigma. Para entender la diferencia ponemos un ejemplo muy sencillo. Imagínense que un trabajador se dedica a hacer agujeros en el suelo y un colega suyo, que va inmediatamente detrás, los tapa.
Trabajan ocho horas al día. Es decir, dieciséis horas de trabajo (8 h por trabajador al día). ¿Trabajo llevado a cabo a lo largo del año? 3.600 horas.
¿Trabajo hecho? Cero.Seguramente por desviación profesional como consultor senior, me dedico a diagnosticar el valor que generan las organizaciones y, por ende, también todos sus desperdicios. Sigamos con ejemplos didácticos muy sencillos: Por ejemplo, un bar. El camarero que, tras el mostrador, se mueve a diestro y siniestro, agobiado de trabajo, suele dar un servicio paupérrimo.
Eso sí, merece las conmiseraciones de todos. “¡Hace más horas que un reloj!” El ejemplo de quienes hacen agujeros y los tapan es muy representativo: aunque trabajaran diez veces más, el resultado de su trabajo sería el mismo: cero.La productividad se compone de múltiples factores. En la base de la pirámide están las máquinas.
Importar productividad en el sistema industrial es fácil. Por eso los países en desarrollo son capaces de fabricar coches de inmediato. Este fue nuestro caso en los años cincuenta.
Fíjense qué poco preocupa al empresario montar una fábrica en países escasamente desarrollados. Por el contrario, la productividad en el sector servicios es mucho más complicada. Afecta a la formación, la organización y las inversiones que el hecho exige: equipamientos, TIC, formaciones y academia interna de la empresa, etc.
Y aquí nosotros fallamos. La empresa española y catalana no ve la formación, ni la transformación digital como una inversión. La productividad requiere inversión y formación y el empresario que considere la formación como un gasto no sobrevivirá.En general, la empresa catalana y española no creen demasiado en el hecho de formar y hacer competente al trabajador.
Prefieren ser competitivas reduciendo costes. Entre ellos, los salarios. Y perseguir a la competitividad reduciendo solo los costes es un error.
Hay que producir más por hora trabajada, también. Y a ese principio se le llama productividad empresarial en la era digital.Algunas de las claves de la productividad empresarial serían establecer metas claras y el diseño de un programa de incentivos. Asegure la participación del liderazgo senior.
Fomente horarios flexibles¿Ejemplos de productividad en nuestro país? Las multinacionales, seguro. Pero hablo de las propias del país: las cadenas de distribución. Por eso da gusto entrar en sus establecimientos y disfrutar de unos precios inmejorables.
Estas empresas se gastan mucho dinero en la formación de los empleados: cómo ser competentes, cómo trabajar eficientemente, cómo utilizar la tecnología de manera eficaz, etc. Y no solo eso. Se dedican también a formar a los proveedores.
A explicarles cómo deben hacer llegar los aprovisionamientos, cómo enlazar su tecnología con la de ellos, etc. Y también escuchar con empatía a sus clientes, rastreando las redes sociales.¿Estás preparado como empresario para dar el salto y cambiar este paradigma? Cada minuto que pase o dudes, estarás poniendo en riesgo la supervivencia de tu empresa.