¿Inteligencia humana o más IA?

Desde el Renacimiento, casi todos los movimientos filosóficos y culturales han ponderado el rol del pensamiento humano y el significado de las capacidades mentales como únicas de los seres humanos. Esta afirmación no prevalece hoy en día. Platón decía que él se consideraba inteligente porque era consciente de su propia ignorancia.

Niccolo Machiavelli, Leonardo da Vinci y Thomas Moore consideraron las capacidades humanas de la razón y de la creatividad como fuerzas capaces de controlar y de rehacer el mundo. Aunque el test de Binet se empleó originalmente para descubrir las fallas de la inteligencia de los estudiantes, pronto se empleó en los Estados Unidos para clasificar a los alumnos como más o menos capaces de tener buenos resultados en la escuela. Tomando como promedio el 100, un estudiante que alcance 131 sería colocado en programa para alumnos superdotados, mientras que un alumno con una calificación de 81 podría ser colocado en una escuela de educación especial.

Aunque se tuvieron algunos reparos en etiquetar a los alumnos por los resultados de un examen, el test de inteligencia (CI) se convirtió así en un estándar nacional, y paulatinamente mundial. Es así como surgió el concepto de inteligencia. Aunque, ¿es suficiente esta definición? Con este sistema de evaluación, tendría idéntica implicación obtener la misma calificación de inteligencia para cualquier persona.Es aquí donde entramos a hablar de un concepto mucho más amplio que la inteligencia: el talento.

El talento puede definirse como la capacidad que se tiene para un desempeño sobresaliente en una o varias áreas. Así se evidencia que el talento por la plasticidad del cerebro se puede estimular a través del aprendizaje académico, profesional, vivencial y personal, hecho fundamental que provocará cambios estructurales, mentales y neurológicos, constantes, importantes y permanentes.Por otro lado, la IA cuenta con la enorme capacidad de los algoritmos para detectar este talento abriendo el abanico con la información disponible sobre la idoneidad de candidatos para un puesto de trabajo, partiendo de las etiquetas de selección definidas por la empresa, hecho que le permite incluir a profesionales que no estaban a su alcance. Esa magnitud de la inteligencia artificial viene dada por su capacidad para el tratamiento masivo de datos que le permiten analizar una cantidad ingente de información, establecer patrones y en su aplicación para el talento, dibujar perfiles, en un abrir y cerrar de ojos.

Así, algunas empresas utilizan estas potentes herramientas para evaluar la idoneidad de los candidatos para un puesto u otras decisiones sobre la plantilla como salarios, promociones o asignación de equipos, basándose en evaluaciones de competencias profesionales, de rendimiento y de capacidades emocionales.Entonces, si el ser humano tiene la capacidad de desarrollar su talento y la inteligencia artificial puede detectarlo, incluso evaluarlo y potenciarlo, ¿no deberíamos ir de la mano? Precisamente una de las competencias de liderazgo determinantes para el éxito es saberse rodear de personas con un talento extraordinario para el desempeño de su función y la otra es la eficiencia, que en el contexto actual viene determinada por el desarrollo de competencias 4.0 para el conocimiento y utilización de herramientas que le permitan enfocarse en aquellas actividades en las que tenga más competencia, delegando a estas herramientas toda tarea susceptible de automatizarse. Entonces, como líderes, ¿no deberíamos poner a nuestro servicio a la IA para que nosotros, nuestras empresas y el talento de nuestros equipos alcancen sus máximos resultados?