Que la esperanza nos acompañe

ANDOR

Cassian Andor (Diego Luna) es el espía y piloto contrabandista de la Alianza Rebelde, con una moral contradictoria y lejos de ser estricta, que da nombre a este oscuro thriller enmarcado en el universo de Star Wars. Situado cinco años atrás de los acontecimientos narrados en la película Rogue One: Una historia de Star Wars (2016), en esta precuela se describe el origen del personaje que lideró el robo de los planos de la Estrella de la Muerte, así como el origen de la Rebelión. Tras el éxito de Mandalorian (2019), y aunque las cinco temporadas previstas inicialmente se redujeron a dos –el estreno de la segunda temporada no llegará hasta, al menos, 2024–, el guionista Tony Gilroy (Bourne, Michael Clayton) ha logrado dejar un listón muy alto en las series vinculadas a la saga de la Guerra de las Galaxias.

Parte de su éxito radica, en gran medida, en que se aleja del misticismo y la vistosidad recurrente de los Jedi o los Sith y sus duelos empuñando sus clásicos sables láser, centrándose en la historia de personas normales y corrientes que luchan por librarse del yugo de un Imperio que les oprime. Pero la primera temporada de Andor va mucho más allá de la mera narrativa centrada en la acción que tanto caracterizó a otras producciones de la franquicia como El libro de Boba Fett (2021). Gilroy extiende la historia hacia una metáfora del mundo actual, recreada con casi 200 personajes confluyendo a lo largo de 12 capítulos, con una marcada carga política en la que se cuestionan aspectos como la democracia, la moral, los abusos de poder –y sus consecuencias–, así como la confrontación del interés individual con el colectivo.

Ambientada bajo la batuta del compositor Nicholas Britell (Succession, El ferrocarril subterráneo), Andor devuelve la esperanza al espectador ávido de wésterns galácticos que se desarrollen desde una perspectiva mucho más adulta y moralmente confusa y cuestionable que la de Obi-Wan Kenobi (2022). Sin embargo, si de algo peca esa casi obsesiva búsqueda de la profundidad de Gilroy –en detrimento de la tensión–, es de su propia extensión. Sea como fuere, en su conjunto se constituye como una magnífica obra que puede disfrutarse sin la necesidad de haber visto nada más de la saga intergaláctica de George Lucas.

Ahora ya solo queda mantener la esperanza de que la segunda temporada no se retrase más allá de 2024. Mientras tanto, disfrutemos de la tercera temporada de Mandalorian en 2023.