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Edwin (Delroy Lindo) abrazando a su hija Paige (Kerry Washington).

Edwin (Delroy Lindo) abrazando a su hija Paige (Kerry Washington).DISNEY+

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ABUELO Y EXCONVICTO

Plataforma: Disney+

Creadora: Tracy McMillan

Actors: Kerry Washington, Delroy Lindo, Marque Richardson, Faly Rakotohavana

 
En la que es la primera comedia firmada por Onyx Collective, sello propiedad de Disney Entertaiment destinado a proyectos de creadores de etnia negra, subyace una trama dramática que va más allá del mero humor. Creada por Tracy Tracy McMillan (Mad Men, Life on Mars), y como buena sitcom, la trama arranca presentándonos a sus dos protagonistas principales: Paige (Kerry Washington), una psiquiatra que enmascara en su amable perfil de Instagram una desorganizada vida personal, y su padre Edwin (Delroy Lindo), recién salido de prisión tras cumplir una condena de 17 años. A nadie se le escapa que el reencuentro de ambos personajes conllevará una serie de conflictos entre ellos, propiciados por las viejas rencillas que quedaron por resolver, pero también a causa de nuevos frentes como es el caso del hijo adolescente de Paige, Finn (Faly Rakotohavana).

A lo largo de sus ocho episodios, y el hecho de que una de las protagonistas sea psiquiatra ya debería advertirnos de ello, el guion escarba en una serie de traumas infantiles que permanecen ocultos durante toda una vida, haciendo que su tono ligeramente cómico –y en ocasiones algo subido de tono– contraste con la tragedia personal, confrontándose desde el enfoque teórico y profesional de Paige con la perspectiva pragmática que la calle le dio a Edwin. De igual modo, la creación de McMillan, de corte biográfico, también supone una crítica directa a los impedimentos del sistema para que exconvictos de etnia negra como Edwin puedan rehacer su vida por mucho que ellos lo pretendan. Y es precisamente en ese –tan complejo– intento de equilibrar la sonrisa y el drama donde derrapa la serie.

En primer lugar porque, aunque la química entre Lindo y Washington es innegable, la mayoría de las discusiones entre padre e hija quedan resueltas al final de cada capítulo, que tienen una duración de media hora, y apenas se deja espacio al espectador para sentir la profundidad de cada conflicto. Por otro lado, la inmersión en la injusticia social a la que se ve sometido Edwin se resiente al no terminar de encajar con el sentido jocoso de algunas escenas y diálogos. No obstante, la serie goza de las conversaciones entre la Paige adulta y su yo de la infancia (Jordyn McIntosh), a modo de interludios, aportando sentido a sus traumas. Sin más, una serie de consumo rápido y entretenida de ver, pero que lamentablemente se queda a medio camino entre el drama y el humor.

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