La obscena manipulación del dolor

Ante todo, vaya por delante mi pésame a todos quienes han perdido familiares o amigos en accidentes de carretera y, en particular, a los de los 28 fallecidos en siniestros registrados desde 2009 en la N-240.

En ese carretera se concentraron el día 20, y como ya habían hecho en octubre y quieren repetir cada mes; alcaldes y otros cargos electos de la antigua Convergència para exigir una solución para dicha vía.

Por desgracia, no pasó mucho tiempo desde la primera manifestación para que en la C-14 falleciera un motorista a primeros de noviembre y a otro conductor le faltase poco para morir el pasado domingo. La C-14 figura entre las diez vías autonómicas más peligrosas según el último estudio elaborado por el RACC y el Servei Català de Trànsit. Desde 2010, han fallecido allí 32 personas pero, sorprendentemente, los alcaldes convergentes de la zona no han mostrado el mismo celo que sus compañeros de la N-240. ¿Qué diferencia hay? Pues que la C-14 depende de la Generalitat y la N-240 del Gobierno de España.

Por otra parte, todos los alcaldes que participaron –y organizaron– las manifestaciones de octubre y noviembre en la N-240 saben perfectamente (porque se les convocó a una reunión en el Ministerio de Fomento) que los PGE de 2016 incluyen medio millón de euros para desarrollar las actuaciones previas e indispensables (proyecto, información pública y declaración de impacto ambiental) a un desdoblamiento para el que se han previsto más de 56 millones de euros en sucesivas anualidades hasta el 2019. No hay nada más doloroso que la pérdida de un ser querido y; por eso, es especialmente lamentable que, como está ocurriendo, se utilice el dolor de las víctimas para intentar sacar rédito político de una reivindicación ciudadana.

Tampoco pueden ignorar todos estos alcaldes que, de los cuatro diputados que Lleida tiene en el Congreso; sólo hay uno, el que suscribe; que no pretende desconectar y que es, precisamente, el mismo que luchó con éxito durante la legislatura 2011-2015 para que esta obra tan necesaria fuese incluida en los Presupuestos. En Margalef, la rotonda prevista ya está hecha y hay otras dos más planificadas en la N-240 para 2017. Y, mientras, para agilizar los trámites de este ya comprometido desdoblamiento, sería bueno que los dirigentes de Convergència, en vez de bloquearlos, apoyaran en Madrid los PGE 2017.

Y también sería muy de agradecer que el Presidente de la Diputación de Lleida y demás cargos de la antigua Convergència hicieran lo mismo en esa C-14 sembrada de rocas cada dos por tres. Quizá así, el Govern de Junts pel Sí, cada día menos junts, convenciera a la CUP para que le permitiera incluir en los próximos Presupuestos de la Generalitat fondos para la mejora de esta vía y pudieran demostrar que el actual Govern de la Generalitat tiene otras prioridades que las que se derivan de la obsesiva desconexión muy bien retribuida, por cierto, a sus promotores porque más de 200 cargos del Govern de Puigdemont, incluido él, cobran todavía más que el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mientras los funcionarios de la Generalitat siguen sin percibir la paga extra del 2012.

Y todo ello a espera de una imposible Ítaca feliz, en la que los problemas –los de las carreteras también– desaparecerían y todos viviríamos mejor; ellos por supuesto que sí. Entre tanto, para compensar el triste balance y los disgustos de este agitado viaje que ya se ha llevado por delante a un President decapitado, a un partido que está en los juzgados y todavía no tiene nombre y a un Govern que ha quedado en manos de la CUP; los promotores de la causa –como ya se ha dicho– no viven mal. Porque ellos mejor que nadie saben que los sueños, sueños son y que las penas con euros, aunque vengan de Madrid, son mucho menos penas.