TRIBUNA
El ministro Christian Schmidt en España
Diputado al Congreso por el Partido Popular de Lleida
La invitación de la Ministra de Agricultura Isabel García Tejerina al Ministro de Agricultura y Alimentación de Alemania Christian Schmidt para visitar España no ha podido ser más oportuna ni más interesante y previsora. Se está negociando el futuro de la PAC 2020 y estrechar relaciones con uno de los seis países fundadores y protagonista principal de lo que hoy es el mayor espacio de democracia, derechos humanos y prosperidad del mundo es de vital importancia.
Hay que destacar que, precisamente, una política agraria común fue una de las razones determinantes del proyecto de construcción europea que nació en el Tratado de Roma en 1950 para garantizar el suministro alimentario de una población devastada por dos guerras mundiales que huía del continente europeo y que ahora, sin embargo, se ha convertido en el refugio y la esperanza de millones de personas.
Hablar de Europa es hablar de la PAC y la visita del Ministro alemán Christian Schmidt cobra una especial relevancia. Las reuniones de trabajo en el Ministerio y su comparecencia en la Comisión de agricultura del Congreso de los Diputados han servido para conocer a una persona cercana, afable y con acreditada experiencia parlamentaria y para saber también las opiniones del gobierno que representa respecto al futuro de la PAC.
Lo más significativo de la sesión parlamentaria fue la gran coincidencia de objetivos entre los grupos parlamentarios del PP, PSOE y Cs por una parte y, por otra, la amplia concordancia también con las posiciones del gobierno alemán. Una situación muy distinta a la de la época en la que el gobierno de Zapatero, que ocupaba entonces la Presidencia de la UE, proponía una tasa plana de 100 €/Ha tal y como pretendían los países del Norte de Europa, lo que hubiera supuesto un golpe mortal a la agricultura productiva.
El Brexit y la pérdida de un contribuyente neto como Gran Bretaña tiene que servir, en palabras del Ministro alemán, para fortalecer la cohesión europea y uno de los instrumentos esenciales es la nueva PAC del 2020 con los recursos necesarios para afrontar los nuevos retos socioeconómicos y medioambientales en la que deben mantenerse como elemento central los pagos totalmente subvencionados por la UE para asegurar la renta de los agricultores y ganaderos, que son los que contribuyen decisivamente a la preservación del medioambiente y la lucha contra el cambio climático, así como los pagos acoplados para la supervivencia de los sectores vulnerables.
Una PAC con perspectivas de futuro tiene que reforzar las organizaciones de productores y las interprofesionales, priorizar las PYMES y la incorporación a la actividad agraria de jóvenes y mujeres y dotar adecuadamente al Desarrollo Rural para que nuestros pueblos no queden abandonados. La orientación de la agricultura al mercado no está reñida, al contrario, con mayores mecanismos de seguridad y apoyo para las situaciones de crisis, que hasta ahora han sido insuficientes y para lo que se hace imprescindible suplementar la PAC.
La amplia coincidencia de objetivos comunes desde el respeto a la diversidad de producciones de todo tipo, en especial la mediterránea, es una noticia muy positiva porque a nadie se le escapa que para que la PAC disponga de una financiación suficiente es clave la convicción de Alemania, que en frase feliz puso de manifiesto su Ministro Christian Schmidt al destacar que algo tan esencial como garantizar la alimentación de la población europea y los actuales estándares de calidad no se puede dejar en manos de terceros países.
Probablemente, en dejar esta cuestión en manos de terceros, es en lo que confiarían los que van a desconectar a Madrid, nuestros populistas y separatistas cuyos grupos parlamentarios ausentes en una reunión tan trascendental como la mantenida con el ministro alemán. Porque todos ellos saben que si sus sueños imposibles se hicieran realidad, nuestros agricultores quedarían fuera de la UE y sus ayudas.