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TRIBUNA

Se ensancha la brecha entre EEUU y la UE

Profesor de ESADE Law School

Se ensancha la brecha entre EEUU y la UE

Se ensancha la brecha entre EEUU y la UESEGRE

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Desde la llegada de Donald Trump con su ‘America First’ a la Casa Blanca el 21 de enero de 2017 empezó a abrirse una brecha en las relaciones políticas y económicas entre EEUU y la UE. El impetuoso presidente fue quebrando las bases del orden económico internacional vigente durante más de siete décadas. Y ni siquiera tiene en cuenta los intereses de sus principales aliados: Japón, Canadá, Alemania, Francia y Gran Bretaña.

Trump abrió su gran carrusel de decisiones unilaterales y proteccionistas despreciando el Acuerdo Transpacífico (TPP) firmado en 2016 con Japón y otros diez países de Asia-Pacífico. E impuso a sus vecinos Canadá y México una renegociación del NAFTA, y frenó en seco el Acuerdo Transatlántico (TTIP) en vías de negociación con Bruselas. Luego, se retiró injustificadamente del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, una sonora bofetada diplomática para Francia. Y ha iniciado un conflicto comercial con China pero también con la UE a la que amenazó con unas subidas arancelarias que perjudican los intercambios comerciales entre ambos lados del Atlántico. Y la subida de los tipos de interés en EEUU y del dólar perjudica a varios países latinoamericanos. Argentina ya pidió ayuda financiera al FMI.

Pero el último mazazo de Trump llegó el 8 de mayo al denunciar el Acuerdo nuclear (JOPOA) concluido el 14 de julio de 2015 entre Irán y los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de NNUU (EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido) más Alemania y la UE. Una decisión que afecta gravemente a los intereses vitales de Europa. Además, coincide con el traslado de la embajada de EEUU a Jerusalén. Dos decisiones unilaterales que vuelven a torpedear un sistema multilateral que intentaba frenar la proliferación nuclear en una zona tan explosiva como Oriente medio, sita a las puertas de Europa. Y tienen efectos desestabilizadores para una UE muy dividida internamente que no cuenta aún con los medios para desarrollar una estrategia diplomática autónoma en un contexto internacional cada vez más incierto que también favorece las crecientes ambiciones geopolíticas de la Rusia de Putin. Y todo desacuerdo entre los occidentales favorecerá la penetración comercial china, también en Irán.

Merkel, Macron y May hicieron el pasado martes una declaración conjunta para preservar un Acuerdo que propició una apuesta comercial e inversora de las empresas europeas en favor de la reemergencia de la economía iraní con un potencial mercado de más de 80 millones de personas. Una posición diplomática refrendada por los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE reunidos el 16 de mayo en Sofía. Pero las pretensiones europeas quedan condicionadas ante Trump, sabedor que cuenta con una hegemonía del dólar en las transacciones financieras internacionales que limita el potencial de maniobra europeo. EEUU avisa con imponer la extraterritorialidad de sus leyes. Las transacciones financieras pasan por suelo americano vía una cámara de compensación en dólares que opera de acuerdo con las leyes estadounidenses. Si Washington hace efectivas las sanciones internacionales contra Irán, las empresas multinacionales que operan allí, quedan en principio expuestas a ser también sancionadas. Y todas ellas no pueden permitirse ver debilitada su posición en el gran mercado de EEUU.

Las exportaciones de la UE a Irán se incrementaron un 40% en los últimos tres años, siendo Alemania, Italia y Francia los principales socios comerciales. Es inaceptable que Trump amenace con castigar a unas empresas europeas que no hacen más que aplicar una Acuerdo refrendado hace solo tres años por el Consejo de Seguridad de las NNUU. La UE debe reaccionar para dar garantías a sus empresas, también a las PIMES, que operan y comercian con Irán. Si Washington no modera su proceder, Bruselas debe intentar activar un reglamento del Consejo de las Comunidades Europeas de 1996 (Blocking Regulations). Pero su aplicación práctica es difícil. A largo plazo, los europeos deberían primar las transacciones internacionales en euros.

La decisión de Trump, aplaudida por Israel, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, golpeará duramente la aún frágil economía iraní, muy dependiente de sus exportaciones petroleras. El Acuerdo de 2015 abrió grandes expectativas hasta el punto que el PIB iraní creció un 12,5% en 2016. Pero se desaceleró hasta el 4,3% en 2017 debido a las incertidumbres creadas por la nueva administración Trump. La divisa iraní, el rial, cayó un 50% ante el dólar desde enero de 2018 y algunos capitales empezaron a buscar refugio fuera del país mientras las inversiones extranjeras se han frenado. Y la subida de la inflación exaspera a la mayoría de los ciudadanos que se sienten frustrados porque las mejoras económicas solo beneficiaron a las corruptas y opacas elites políticas y económicas ligadas al Régimen. Este controla estrictamente la endeudada economía interna mientras financia directa o indirectamente la costosa intervención iraní en varios conflictos de la Región.

Las sanciones estadounidenses perjudican los esfuerzos de apertura económica impulsados por el moderado primer ministro Hassan Rohani y dan alas a los grupos antioccidentales que pregonan volver a la vía nuclear e incluso denunciar el Tratado de no proliferación nuclear de 1968 (TNP). Ello podría conducir a un conflicto armado que encendería todo Oriente medio. La UE hará lo posible para salvar un Acuerdo nuclear que es necesario pero también perfectible. Sería conveniente que Teherán también aceptase una vigilancia internacional su programa balístico y frenar su injerencia militar en Oriente medio. Pero las espadas siguen en alto.

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