TRIBUNA
Zapatero y Sánchez, dos gotas de agua
DIPUTADO DEL PP
Ambos han sido una suerte de maldición para la democracia española. El primero, Zp, nos llevó a la ruina a todos los españoles y a su partido a una estrepitosa derrota y el segundo, probablemente, acabe con su propio partido y hasta con la propia España si no lo impedimos los españoles. Los dos, Zapatero y Sánchez, acometen las citas electorales con ruinosos despilfarros en forma de Plan E, cheques bebé o viernes sociales.
Han demostrado hasta la saciedad su carencia total de escrúpulos y de principios para alcanzar el poder a costa de lo que sea. Han desenterrado el guerracivilismo, han resucitado la memoria histórica, pero solo para algunos; aunque no lo han conseguido, han intentado exhumar a Franco, pero han resucitado también el rencor, las trincheras y el odio y han enterrado la reconciliación de las dos Españas, ahora más enfrentadas que nunca. El cordón sanitario del que acusa Sánchez a PP, Cs y Vox que, dicho sea de paso, gobierna con separatistas, filoetarras y Podemos, lo inventó Zapatero contra el Partido Popular aquí en Catalunya.
Y donde se hace todavía más evidente la similitud de estos personajes es en la artera utilización de Catalunya para sus fines espurios. Prometió ZP apoyar la reforma del Estatut, que nadie pedía, resucitó a una ERC testimonial y moribunda y gobernó Catalunya y España a la vez, con los que querían romperla. Era la época de los dos Tripartits contra la fuerza más votada, CiU. También Sánchez se apoyó en los separatistas catalanes para alcanzar el poder en una insólita moción de censura. Asimismo, Zapatero accedió al Gobierno en circunstancias peculiares tras el atentado del 11-M; del que todavía no se sabe la verdad, pero que aprovechó el PSOE y sirvió para desalojar del Gobierno al Partido Popular.
Ambos aprovecharon el separatismo para aislar al PP aún a costa de fracturar y dividir a la sociedad catalana como nunca y el resultado ha sido que el independentismo avivado por ZP se ha endiosado con un Sánchez que se ha convertido en un preso político de los políticos presos. El supuesto apaciguamiento ha sido una coartada que solo ha servido para debilitar al Estado y para romper el bloque constitucional definitivamente abandonado por el PSOE de Sánchez, que ha cambiado de bando y pretende repetir alineación con quienes reiteran que no renuncian a la Autodeterminación y a la ruptura de España.
Ni al bloqueo de gobierno en Catalunya y en España también porque así lo ha querido Sánchez. Con 47 millones de españoles rehenes de dos millones de separatistas dirigidos desde Waterloo y desde la cárcel por dos fanáticos empeñados en hacerse y hacernos daño hasta el final. Así, ERC ya ha anunciado su alianza futura con Bildu en el Congreso y Puigdemont ha terminado con CiU, con JxSí, con JxCat y con el PDeCAT. Y la única obsesión de Junqueras con ERC y Puigdemont con lo que sea es acabar el uno con el otro, apoderarse de Catalunya y romper España a cualquier precio.
Esta es la situación en vísperas electorales. Malos datos del paro, rebaja del crecimiento económico, gasto público disparado, aumento del déficit y los impuestos y un Presidente despilfarrando millones a golpe de decretazos que nos llevarán a la recesión y al rescate. Obstinado en segmentar la sociedad española con lazos feministas, que, sin embargo, rechazan la Prisión Permanente Revisable; lazos ecologistas y lazos amarillos, mientras las defensas de los golpistas, que ya son candidatos para el 28A, quedan enmudecidas con los testimonios de los directores de la Guardia Civil y la Policía Nacional y de la secretaria judicial cercada en la Conselleria d’Economia por miles de energúmenos acaudillados por los Jordis.
En definitiva, una España en manos de quienes quieren destruirla, que no solo tiene graves problemas territoriales y económicos; es que lo peor es que quien la lidera está dispuesto, y así lo manifiesta, a hacer lo que sea para mantenerse al frente del Ejecutivo y contra los que queremos una España unida en su diversidad que respete y defienda la Constitución y las Leyes y el Derecho como sustento irrenunciable de la Democracia. Es la España de todos, sí. La que lidera el Partido Popular de Pablo Casado frente a la de Pedro Sánchez.