TRIBUNA
95 años aportando valor
Este mes de marzo es especial para la Confederación Hidrográfica del Ebro. Y lo es por dos motivos: por un lado, porque hace 95 años que un 5 de marzo se aprobaba el Real Decreto de creación de la entonces Confederación Sindical Hidrológica del Ebro, que sería publicado en la ‘Gaceta de Madrid’ al día siguiente. 95 años de una idea que perdura y que es el reflejo del servicio que la institución ha dado a la sociedad y que avala un modelo de gestión participativo bajo el criterio de unidad de cuenca.
Por otro lado, el día 22 se celebra desde el año 1993 el Día Mundial del Agua bajo el lema “Valoremos el agua”, y desde Naciones Unidas se nos pide una reflexión en este sentido.
Precisamente desde esa óptica es donde la experiencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro tiene más valor. Han sido 95 años en los que esta organización peculiar ha acompañado la evolución de las miradas de la sociedad hacia el agua.
Esas visiones del agua han partido de la necesidad de dar satisfacción a nuestras necesidades básicas como son el suministro de agua de boca en cantidad y en calidad, la producción de alimentos y la contribución al sistema eléctrico nacional. Esta visión pragmática demandada con urgencia cuando la Confederación inició su andadura le llevó a hacer una aportación esencial con la construcción de embalses y canales con una gestión participada. Una evolución a lo largo de la mayor parte del siglo XX que nos ha llevado a un grado de bienestar del que poco se sospechaba en los comienzos y que ha supuesto, sin duda, una fórmula de éxito.
Pero la sociedad ha ido ampliando sus ambiciones y ha ido dando peso a una visión más ambiental del agua. Satisfecha la cantidad, la calidad se hace más preciada y junto al control de los vertidos se iniciaron planes de depuración por las Comunidades Autónomas en los que la Confederación ha jugado también un papel relevante. Finalmente, la introducción del concepto de los ríos como ecosistemas que hay que proteger nos ha llevado al objetivo de compatibilizar la satisfacción de las demandas con el buen estado de las aguas, punto donde estamos en este momento.
Pero las visiones sobre el agua son siempre amplias, poliédricas, ricas. La historia de nuestra relación con el agua refleja esa visión histórica que muestra de dónde venimos y la necesidad de pactar y de organizarnos para seguir adelante. Nuestra cultura está impregnada de tradiciones antiguas como los navateros, las lavanderas o los molineros, que son reflejo de la convivencia diaria con el agua. Nuestra literatura, pintura, música y escultura dan señales constantes de la referencia al agua como elemento vital que ha evocado la inspiración de artistas.
Hoy se impulsan nuevas visiones del agua como la recreativa, con la valoración de los senderos fluviales, la navegación, la pesca, los baños o los paseos por los parques fluviales. El agua se vincula con nuestras emociones, con nuestro espíritu. El carácter vital, esencial del agua nos atrae y nos embruja y nos hace sentir parte de un todo conectándonos con la Naturaleza.
Y en este camino de visiones múltiples, unas veces racionales y otras viscerales pero siempre enriquecedoras, la Confederación Hidrográfica del Ebro tiene la vocación de seguir siendo compañera de viaje de la sociedad, aglutinadora de percepciones e impulsora de acciones comprometidas y solidarias. Y así, seguir cumpliendo años de la mano de una sociedad en evolución a la que debemos prestar servicio.