TRIBUNA
No me da la gana
Hemos ahogado nuestra paciencia. Sin venganza, pero habéis pisado la confianza de muchos. Y ahora soy yo quien creo que tengo el derecho a deciros que sois vosotros quienes nos habéis desplazado a miles de vecinos y vecinas que con vuestra negligente y caótica gestión nos conducís al barranco de la decadencia. Habéis sometido a Lleida a un proceso de empobrecimiento y precarización de una profundidad y velocidad desconocidas hasta ahora.
¿Dónde está la ciudad perfecta? ¿Qué ha pasado con vuestras promesas? ¿Cómo con tan poco tiempo se puede destrozar tanto?
En julio, Lleida se convirtió en la capital del coronavirus. Simultáneamente, abríamos noticiarios con imágenes insólitas de personas durmiendo por nuestras calles, resultándos invisibles a los ojos de todas las administraciones. Acto seguido, nos regaláis un incremento de impuestos y la creación de nuevos. Ahora, además, pretendéis doblar las tasas de guardería y cerrar dos en el castigado barrio del Clot y sus confluencias.
A continuación, nos estigmatizáis a los disidentes por pensar distinto. Por decir, en libertad, que los servicios sociales no pueden seguir concentrados en el Centro Histórico o en el recinto ferial de Cappont. Por decir que estamos de acuerdo con vuestra propuesta inicial de descentralizar los equipamientos sociales en distintas zonas de la ciudad de forma proporcional, solidaria, consensuada y vertebrada. Y, en vez de seguir fieles a vuestras propuestas, proponéis construir un albergue o edificio modular, desplazando los mismos problemas de hasta ahora en un nuevo barrio: Pardinyes. Descentralizar servicios es imprescindible, pero vertebrar y equilibrar también.
Mientras en el gobierno plasmáis vuestras zancadillas internas en público, más preocupados por mirar de reojo al socio que los intereses de ciudad, las calles de Lleida han prendido por “cuatro” individuos que no son representativos de nuestro “seny lleidatà” y que han provocado malestar e indignación entre los vecinos. Derecho a manifestarse sí, a expresar el malestar, también, pero a causar terror y a provocar daños, no hay justificación. Todo mi apoyo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad de Lleida, sin complejos; alguien tiene que levantar la voz para decir que “ja n’hi ha prou”.
Y, por si no tenemos suficiente, convertís Lleida en ciudad amiga de los okupas. En vez de convertirnos en capital europea agroalimentaria y aprovechar nuestra estratégica ubicación, regaláis invitaciones a los okupas para que se empadronen en Lleida. Los okupas pueden elegir el piso que más les guste y que con “patada a la puerta” y DNI, NIE o pasaporte en mano, serán automáticamente empadronados por el ayuntamiento, sin tan siquiera preguntarle al propietario si presta su consentimiento.
¿Así pretendéis captar inversiones, crear puestos de trabajo y promocionar la ciudad?
Con vuestras decisiones generáis incerteza, inestabilidad y desilusión.
Decimos sí a reforzar los servicios sociales para que todo el mundo tenga acceso a una vivienda digna, pero castigar a los propietarios de Lleida y, por extensión, a toda una ciudad con vuestra gestión, no me da la gana.