TRIBUNA
Casa Macià, un espacio para la memoria
El presidente Macià, el Abuelo, tendrá su espacio de recuerdo y homenaje al municipio de Alcarràs después de que las Administraciones hayan sumado esfuerzos por integrar la antigua Casa de Vallmanya a la Red de Espacios de Memoria Democrática de Cataluña, pasando a formar parte de nuestra historia y de nuestros valores republicanos, que con tanta fuerza él defendió.
Es una gran noticia, pero, como suele pasar en otras ocasiones, su concreción se ha hecho esperar más de lo que queríamos, a pesar de los ingentes esfuerzos que se han dedicado. A través de un convenio a partes iguales entre el Departamento de Cultura y la Diputación, el Ayuntamiento adquirirá la antigua casa solariega y todo el espacio se restaurará para detener su degradación y consolidar las estructuras. Esta tarea, que también incluye la rehabilitación de las fachadas y la adecuación del entorno inmediato, es el paso previo a señalizarlo como espacio de memoria, cosa que permitirá ofrecer a los visitantes una fuente primordial para el conocimiento del periodo de la Segunda República y, más específicamente, de la Generalitat republicana.
Estamos, pues, ante un acuerdo que reivindica las raíces de nuestro territorio. Por eso, desde aquí nuestro más sincero agradecimiento por su visión de país y por su visión histórica a las instituciones que han dado apoyo a una iniciativa que profundizará en la difusión de una figura primordial en la construcción de la identidad catalana cómo fue el presidente Macià.
La relación del Abuelo con Vallmanya va mucho más allá de ser uno de los lugares donde tenía su residencia. No podemos obviar que aquel hogar era propiedad de la familia de su esposa, Eugènia Lamarca. Vallmanya fue uno de los puntos estratégicos donde Macià recibía políticos y periodistas para explicarlas sus intenciones, cuál era su proyecto para alcanzar una Cataluña independiente. Allí se gestaron muchas de las decisiones que marcarían el porvenir de nuestro país durante los años convulsos vividos durante el primer tercio del siglo pasado.
Vallmanya salió bien como un foro de debate, de análisis y de toma de decisiones, un espacio de constante ebullición de ideas, sueños y proyectos, un espacio que marcaría las líneas básicas del futuro que deseábamos para Cataluña que, desgraciadamente, quedarían restañadas por la Guerra Civil y la cruenta Dictadura, que durante cuatro décadas actuó como apisonadora para destruirnos como nación, como signo de una identidad colectiva con personalidad propia.
Ahora, precisamente a solo dos días del aniversario de los 90 años de la muerte de Macià (25 de diciembre de 1933), hemos puesto la primera piedra para proteger y difundir un nuevo lugar que reivindica su memoria. Un paso más en el proceso de su dignificación y consolidación como estadista, sin la cual hoy no seríamos lo que somos. Macià se lo merece todo y se le daremos, como no puede ser de ninguna otra manera. Todas y todos conocemos esta frase: “¡Catalanes y catalanas, sepáis haceros dignos de Cataluña!”, que Macià pronunció desde el balcón de la Generalitat mientras proclamaba la República Catalana aquel mítico 14 de abril de 1931. Aquella dignidad a la cual Macià interpelaba también es la dignidad humana, que implica reconocer la valía de cada persona y tratarla con respeto, justicia y equidad.
El legado republicano, el legado de Macià, tendrá a partir de ahora una nueva parada obligada en Vallmanya, que nos ayudará todavía más a comprender y valorar su figura y sus valores, una vida donde Cataluña y la República se erigen como indiscutibles palos de pajar. Una vida consagrada en Cataluña.