CRISIS SERVICIOS SOCIALES
Centros acabados... y cerrados
La ampliación de la residencia de Aremi en Balàfia y la de Plançó en La Bordeta llevan dos años finalizadas pero sin abrir || Pendientes de la concertación de plazas por parte de la Generalitat
Treballadors i usuaris d’Aremi, ahir, a l’ampliació de la residència que tenen a Balàfia, que continua tancada.
Llevando dos años con las obras acabadas, están equipadas y a punto para acoger usuarios, pero la ampliación de la residencia de Aremi en Balàfia para personas con parálisis cerebral y discapacidad física y la de Plançó en La Bordeta para trastornos autistas están cerradas a cal y canto. Y no abrirán sus puertas, a pesar de que hay demanda para ello, hasta que la Generalitat concerte plazas, algo para lo que había una partida en los presupuestos presentados por el Govern en junio, pero que finalmente no se aprobaron. “Las familias no pueden costearse una plaza si no está concertada”, explicó ayer Mercè Batlle, presidenta de Aremi. La entidad inauguró la primera fase de su centro, con 26 plazas, en 2008. Seis años después acabó la fase de ampliación, que aporta 29 nuevas plazas y que desde el año pasado está equipada. “Aunque esté cerrada nos está haciendo perder dinero porque requiere un mantenimiento”, asegura Batlle. La obra ha contado con un presupuesto de 1,3 millones de euros.
En la misma situación se halla la residencia de Plançó, la asociación de personas con trastornos autistas. Lleida tenía que contar a partir de febrero de 2014 con el primer Centro de Atención Especializada para personas autistas mayores de 18 años. La residencia y centro de día tienen 33 plazas. Hace dos años y medio se intentó abrir parte del complejo (ocho plazas), aunque finalmente la apertura quedó paralizada por falta de concertación de plazas. Atrás quedaron siete años de obras y decenas de subvenciones e ilusiones depositadas, ya que el coste total de la obra asciende a 1,8 millones de euros. “No hay ningún centro especializado en Lleida para personas autistas, por eso insistimos tanto”, explicó ayer Francesc Purroy, presidente de Plançó. Cuando los niños acaban la escuela, si no pueden inserirse en el mercado laboral, no tienen posibilidad de estar atendidos por un servicio especializado en Lleida. Según afirmó el presidente con escepticismo, la residencia podría abrir en enero. “Ya no nos creemos nada, y menos aún sin que haya presupuestos”, concluyó.
