Ayuda leridana contra la guerra

El jesuita leridano Àlvar Sánchez explicó ayer a los alumnos del Col·legi Claver de Raimat su experiencia de colaboración en un campo de refugiados de Sudán del Sur, un país en guerra. La visita se enmarca dentro del proyecto Jambatan, puesto en marcha el año pasado para ayudar a los refugiados de ese país con diferentes iniciativas solidarias. Durante todo el día, alumnos desde P3 hasta Bachillerato, padres y profesores pudieron conocer de cerca la realidad que vive Sudán del Sur y el trabajo que lleva a cabo el proyecto Jambatan en el campo de refugiados de Maban, donde ayudan a más de 100.000 personas.

En sus conferencias, Sánchez explicó la importancia de la educación para ofrecer posibilidades a personas que “lo han perdido todo y aún así tienen la esperanza de aprender”. El jesuita, del que surgió el proyecto Jambatan para construir una escuela en el campo de refugiados, explicó que uno de los pasos que quieren dar es formar a los profesores para que la educación sea de calidad y acercar las nuevas tecnologías a los niños que viven en el campo. Sin embargo, más allá de la educación, la escuela sirve para muchos de los que han tenido que dejar sus casas a causa de la guerra como una puerta a la esperanza y también de poder disfrutar de, por lo menos, un plato de comida al día. “A pesar de la inseguridad, del hambre, de las pocas garantías de que haya paz, la gente quiere aprender”, señaló Sánchez. En la conferencia que cerró la jornada, el jesuita instó a la UE a abrir las puertas a los refugiados tras la crisis humanitaria que vive el Mediterráneo. En Sudán del Sur, un millón de personas han dejado el país.

Más de 55.000 € para la escuelaEl proyecto Jambatan se inició el año pasado y en abril consiguió llenar cuatro veces la Llotja de Lleida con un espectáculo que logró recoger más de 55.000 euros para construir una escuela en el campo de refugiados de Maban. El jesuita Àlvar Sánchez explicó ayer que la escuela sirve también para mejorar los condiciones de vida de los niños y que están preprando un proyecto para crear un pequeño centro de día en el campo que pueda atender a los que tengan necesidades especiales. “Es más fácil encontrar a un soldado que a un profesor”, señaló ayer.