SEGRE

DÍA INTERNACIONAL

Más de 10.000 denuncias por maltrato en diez años en las comarcas de Ponent

Los Mossos protegen a día de hoy a 1.295 leridanas víctimas de violencia machista

Un momento ayer de la concentración celebrada en Mollerussa.

Un momento ayer de la concentración celebrada en Mollerussa.

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Las comarcas de Ponent han registrado más de 10.000 denuncias por malos tratos desde la entrada en vigor de la ley Integral contra la Violencia de Género en 2005, diez años en los que se ha condenado a más de 2.600 leridanos por violencia machista. A día de hoy, un total de 1.295 mujeres están protegidas por los Mossos d’Esquadra en la provincia.

Lleida ha registrado más de 10.000 denuncias de mujeres víctimas de la violencia machista desde que entró en vigor la última ley para luchar contra esta lacra en enero de 2005. Desde la aprobación de la Ley Integral de Medidas de Protección contra la Violencia de Género, las cifras nunca han bajado de las 800 anuales y siempre con la constancia de que las comarcas de Ponent contabilizan hasta tres denuncias al día por malos tratos, sin olvidar el porcentaje invisible que no se denuncia.

En los últimos diez años, más de 2.400 mujeres han tenido que ser protegidas de alguna manera por los juzgados y los cuerpos policiales. De hecho, actualmente los Mossos d’Esquadra protegen a un total de 1.265 víctimas de violencia en el ámbito del hogar en la provincia de Lleida. Salva Gallego, responsable del Grup Regional d’Atenció a la Víctima, explica que su trabajo se traduce en un seguimiento o acompañamiento activo, que consiste en contactar de forma periódica con las víctimas. Del total, 884 mujeres tienen vigente una orden de protección dictada por un juez. Según Gallego, en estos casos el seguimiento es más intensivo.

Asimismo, más de 2.600 leridanos han sido condenados por los tribunales por un delito de violencia de género, ya sea por los juzgados de violencia contra la mujer o por lo penal. Hasta el mes de noviembre de este año, los Mossos d’Esquadra tienen contabilizadas 715 denuncias en las regiones policiales de Ponent y Pirineo y han arrestado a 232 personas. A estos habría que añadir las detenciones de las policías locales. El último arresto se produjo el miércoles en Lleida, cuando la Guardia Urbana detuvo a un joven de 23 años por enviar mensajes a su expareja insultándola y amenazándola pese a tener una orden de alejamiento y no comunicación con ella.

Según una campaña de la Comisión Europea, con cifras alarmantes extraídas del Eurobarómetro, una de cada tres mujeres europeas ha sido agredida sexualmente en algún momento de su vida; una de cada 20 ha sido violada y más de la mitad ha sufrido acoso sexual.

"ME HIZO SENTIR INÚTIL DURANTE OCHO AÑOS" Maria. 44 años / Lleida A María (nombre ficticio) le ha costado mucho volver a caminar con la cabeza alta, volver a sentirse guapa o salir a la calle sin sufrir un ataque de ansiedad. Y es que esta vecina de Lleida de 44 años ha vivido casi una década sometida a la violencia psicológica por parte de su exmarido. “No me dejaba pintarme, ni salir con los amigos. Me controlaba continuamente. Hasta me quitó las tarjetas del banco y solo me daba 20 euros al mes para gastar”, explica. María recuerda perfectamente el día que empezó todo. Fue varios años después de casarse joven, con solo 22 años. Le diagnosticaron un tumor que conllevó una operación y un postoperatorio complicado. “Lo primero fue un desprecio físico por como había quedado tras la cirugía y desde entonces no paró. Me hizo sentir que no servía para nada, que era una inútil”. Y así durante ocho años hasta que hablando con sus hermanas se dio cuenta de que todo lo que estaba sufriendo no era normal. Aguantó, dice, por sus dos hijos, pero un día no pudo más y dijo basta. “Le digo que me quiero separar y fue mucho peor”. Hasta el punto de que su agresor le imprimía casos de mujeres asesinadas por sus parejas y de las condenas mínimas que les imponía el juez. “Una amenaza de muerte en toda regla”, asegura. Tiempo después acabó denunciando su caso ante los Mossos d’Esquadra y su exmarido fue condenado a seis meses de alejamiento. Pero María ya no trabajaba y de un día para otro se quedó sin casa, sin dinero y sin hijos. “Cuesta y yo sigo teniendo miedo porque eso no se acaba nunca, pero se puede salir y yo lo he hecho”. Tanto, que ha rehecho su vida y ha vuelto a sonreír después de años sin hacerlo. “Ahora cualquier gesto de amor y de cariño me parece una pasada. La violencia machista es destructiva y yo he estado anulada como persona durante mucho tiempo”, sentencia.

Un momento ayer de la concentración celebrada en Mollerussa.

Un momento ayer de la concentración celebrada en Mollerussa.

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