Refrescos en el punto de mira

Ver a niños pequeños beber refrescos es algo cada vez más habitual en Catalunya. Tanto que su consumo no ha dejado de incrementarse en los últimos años y, según la última encuesta del departamento de Salud de la Generalitat, en 2015 el 13,2% de los niños de tres a 14 años (dos puntos más que un año antes) consumían bebidas azucaradas tres veces por semana o más y estas ocupaban el segundo lugar en la lista de productos hipercalóricos consumidos con mayor frecuencia. Hablamos no solo de cola, naranjada o limonada, sino también de bebidas energéticas o zumos de fruta con azúcares añadidos. “Son bebidas superfluas, ya que la única que necesitamos para hidratarnos es el agua y, además de azúcar y por tanto calorías, habitualmente no tienen ningún otro valor nutricional. Suelen contener aditivos y otras sustancias innecesarias para nuestro organismo”, explica Cristina Moreno, dietista-nutricionista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Arnau de Vilanova. Además, no solo cada vez es mayor el porcentaje de población que las consume, sino que la medida de los envases también se ha incrementado para asemejarse a los excesivos volúmenes característicos de Norteamérica.

Todo ello no queda en saco roto y la salud puede resentirse. Y es que el consumo habitual de este tipo de productos está asociado a mayores tasas de sobrepeso y de obesidad y, por tanto, con problemas de salud derivados como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2 o la hipertensión arterial, entre otros. Especialmente preocupante es también entre los niños, ya que según la encuesta del departamento de Salud realizada el pasado año, un tercio de la población de seis a 12 años presenta exceso de peso (casi el 20% sobrepeso y más del 12%, obesidad).

Actualmente, un tercio de los niños catalanes de seis a 12 años presenta exceso de peso

Por todo ello los expertos ya hablan de un problema de salud pública en todo el mundo, especialmente en América Latina, con México como el mayor consumidor con 163 litros por persona y año. Varios países han creado impuestos especiales para encarecer su precio y reducir su consumo. También Catalunya votó a favor en el Parlament a mediados del pasado mes, aunque ayer Hacienda anunció una tasa (más información en página 26), lo que podría frustrar la iniciativa del Govern. “Datos de la OMS demuestran que se produciría un descenso similar al efecto de la ley Antitabaco. Y no solo eso, ya que este organismo también prevé que un impuesto reduzca el coste del tratamiento que las enfermedades asociadas a su consumo generan al sistema sanitario”, apunta Moreno.

¿Cuál es el perfil más habitual del consumidor de bebidas azucaradas?

Tanto pequeños como adultos pueden ser consumidores habituales y me atrvería a decir, basándome en la experiencia, que los niños y adolescentes que las toman a menudo suelen ser hijos de padres también con una alta ingesta de este tipo de productos.

¿Cree que un impuesto podría reducir su consumo?

Sí. Hay que tener en cuenta que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, en países donde se ha aplicado una medida así, como México, Hungría o Finlandia, el consumo se ha reducido de forma similar a como lo ha hecho el tabaco con la ley Antitabaco.

¿Qué mensaje haría llegar a la población sobre la ingesta de estos productos?

A la población en general hay que decirle que cuantas menos bebidas azucaradas, mejor, y que para beber, agua.

La OMS pidió el pasado octubre una tasa para frenar el consumoLa Organización Mundial de la Salud pidió a principios del pasado mes de octubre a los gobiernos que aumenten los impuestos a las bebidas azucaradas para que el precio final se encarezca un 20% y se reduzca así el consumo de estos productos, a los que responsabiliza de la diabetes, las caries y la obesidad. “Sabemos que aplicar impuestos a las bebidas azucaradas es una medida muy efectiva para reducir su consumo, lo que contribuye a la reducción de obesidad y a prevenir la diabetes”, declaró el organismo.