Redes antisociales

El mal gusto no es delito. El humor negro, tampoco. Pero no todo vale en la jungla 2.0. La misma semana en la que la muerte de Bimba Bosé mostraba la peor cara de las redes sociales (ver desglose), un vecino de Girona era detenido por hacer un comentario sui generis en Facebook sobre el doble homicidio de Aspa. “Lo siento mucho pero viendo cómo actúan, yo mismo no descarto cargarme a unos cuantos (...) Son unos hijos de puta”. En 2015, tres sindicatos de Mossos también presentaron una querella ante un juzgado de Barcelona por los comentarios vejatorios en las redes sociales contra agentes de la policía autonómica fallecidos en acto de servicio. Entre ellos, un agente leridano que perdió la vida en Boldú. El abogado experto en redes sociales Ramon Arnó lamenta que se confunda la libertad de expresión con el insulto. “Se puede hacer crítica. Hasta mordaz si se trata de un personaje público, pero no se puede injuriar, ni calumniar ni amenazar”. Cuando eso sucede hay que denunciar porque “acabará en el estamento judicial”, aunque con resultado incierto. Decir que a Artur Mas le iría bien un fusilamiento (Miguel Ángel Rodríguez dixit) no es delito según la Audiencia Provincial de Madrid “como en España no existe la pena de muerte, no supone una amenaza”, lo que a juicio de Arnó “es como si desear que alguien muera aplastado por un palot de peras no sea delito puesto que no puede considerarse una arma”.

Para la psicóloga Rosa Maria Pérez los usuarios de redes que se muestran tan crueles carecen de autocontrol y se amparan en el anonimato para sentirse reforzados con la repercusión de sus comentarios. “Son personas que están muy solas”, sentencia, que difícilmente sostendrían sus argumentos en persona. “La inmediatez hace que no se piense lo que se publica”.