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A 1.000 kilómetros de Lleida
Quim Estadella, de Torres de Segre, explica a Cercle su reciente viaje a la zona del Atlas Medio, en Marruecos || “Llevan un ritmo de vida mucho más acorde a la naturaleza”
Quim Estadella, de Torres de Segre, uno de nuestros concursantes más participativos, se ha puesto una vez más en contacto con Cercle, en esta ocasión para contarnos su experiencia en un viaje a Marruecos.
Su destino era la ciudad de Beni Mellal, desde donde salen y llegan bastantes autocares a Lleida. “La razón”, explica Quim, “es que la mayoría de los marroquíes que viven en Lleida proceden de esta provincia a los pies de la cordillera del Atlas Medio”.
Esta provincia marroquí es conocida con el nombre de “Puerta del Atlas Medio”
Quim reparó enseguida que Beni Mellal, a más de 1.000 kilómetros de distancia de Lleida, tiene un castillo sobre una colina y también sus habitantes comen caracoles, lo que le hizo sentir como en casa.
Quim visitó la casa de unos familiares en el campo. “Nada más llegar, sacrificaron un cordero, lo que me recordó la matanza del cerdo que se hacía antes aquí”. En las casas no suele haber calefacción, así que los miembros de la familia se calientan sentados en el suelo, con mantas y un brasero central. “El pan y la repostería los hacen las mujeres de la casa. La leche la obtienen de las vacas de algún vecino y el agua baja por la montaña. Es una zona de montaña, no hay que olvidarlo, y la gente vive con lo que tienen a mano. Así es grandes rasgos la vida en una casa de campo. Yo pasé mi infancia en un ambiente muy parecido.” No se acaban aquí las similitudes con Lleida: “Es una tierra agrícola, con cultivos de olivos centenarios, cereales, naranjos, manzanos e incluso fincas de melocotoneros con riegos de goteo”. Se trata de una zona fértil, marcada por la cercanía al Atlas Medio, que pertenece al macizo del Atlas (cordillera que con más de 2.500 km cruza Marruecos, Argelia y Túnez) y cuenta con dos parques Nacionales: el de Ifrane y el de Tazekka. El viaje tuvo además fines solidarios: Quim partió de Lleida con su coche, que ya tenía 17 años, y volvió en autocar, dejando allí su viejo vehículo.
“Es un estallido de colores, mercados al aire libre y el ritmo de la vida mucho más acorde con la Naturaleza”, concluye Quim a su vuelta.