«La inclusión de los discapacitados ha retrocedido 30 años con la crisis»

Este especialista en autismo viajó a Lleida esta semana para impartir una formación en Aspros. Hablamos mucho, los medios también, de la inclusión de las personas con discapacidad intelectual, pero ¿qué es realmente?

Hablamos de una creencia profunda de que la sociedad es para todas las personas y de la necesidad de políticas que regulen la inclusión y de prácticas que la hagan real. Es una necesidad del ser humano de asegurar que tiene una comunidad que acoge a toda persona con independencia de su diversidad.

La entidad a la que pertenece, Plena Inclusión, lleva medio siglo trabajando por la discapacidad. ¿Cómo han cambiado las cosas?

Nació en 1964 fruto del esfuerzo de familias que veían que no se daba respuesta a las necesidades de sus hijos con discapacidad intelectual y gracias a ellas hoy hacemos lo que hacemos. Desde entonces ha habido muchos cambios. Algo tan simple como que antes hablábamos de subnormalidad, que es aberrante, ahora no. Los cambios ya son cosa de las propias personas con discapacidad. Y eso es una transformación profunda porque la propia persona con discapacidad no ha tenido voz porque nadie creía que podía tenerla o que podía estar o trabajar donde los demás.

Es que antes incluso se escondía a estas personas...

Las familias no lo escondían por ellas, sino porque se encontraban una sociedad hostil que no aceptaba la diferencia. Una madre me comentó que en los años 60 se atrevió a sacar a su bebé aunque tenía una discapacidad intelectual muy visible y tuvo que enfrentarse a todo su círculo porque le echaban en cara que lo llevara a la calle. Los procesos de inclusión han pasado de permitirse estar físicamente en un lugar a poder participar, pertenecer y contribuir. Hoy hay personas con discapacidad intelectual que hacen voluntariado y contribuyen con su valor a la riqueza de la sociedad.

Tal y como cuenta, se ha avanzado muchísimo en estos años, pero el camino aún es largo.

Estamos en proceso. La carencia de posibilidades de elección y de toma de decisiones en su vida diaria es lo que más cuesta. No escriben ellos su vida, no tienen muchas posibilidades de elegir con quién estar, con quién salir, cómo va a estar su dinero… Aún está todo determinado por la concepción de que no van a poder, no van a saber o van a tener dificultades, como si el resto no las tuviéramos. Aumentar el derecho a la autodeterminación, a la toma de decisiones sobre la vida propia, aun con la dignidad del error, es una de las cuestiones más críticas ahora.

La crisis económica ha sido una piedra de grandes dimensiones en el camino.

Se ha retrocedido unos 30 años en derechos. El problema es que no solo no hemos avanzado en estos años de crisis y de recortes, sino que cada año se ha multiplicado por tres o por cuatro en retroceso de oportunidades para las personas. Y ha ocurrido justo en el momento en que estaban en ebullición los derechos de estas personas.

¿Es responsabilidad solo de los politicos el volver a avanzar?

Es de todos. Dicen que para educar a un niño hace falta toda la tribu, pues para recuperar la dignidad de las personas con discapacidad intelectual hace falta toda la sociedad. Los políticos tienen la obligación legal de que las leyes vayan en coherencia con la convención de derechos, pero toda la sociedad tiene que entender que la inclusión es un derecho no para quien tiene discapacidad, sino para cualquier ser humano, porque antes o después todos tendremos una discapacidad.