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Un ingeniero de Agramunt diseña un exoesqueleto para ayudar a andar

El leridano Josep Maria Font Llagunes, director del Laboratorio de Ingeniería Biomecánica de la UPC, diseña un exoesqueleto para lesionados medulares || Ya lo han probado en una paciente

Paciente con hemiparesia infantil realizando pruebas de marcha en la UPC.

Paciente con hemiparesia infantil realizando pruebas de marcha en la UPC.

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Permitir a personas con lesiones medulares volver a caminar sin que tengan que hacer un gran esfuerzo. Con este cometido trabajan desde 2010 el ingeniero industrial leridano Josep Maria Font, de Agramunt, y el equipo del Laboratorio de Ingeniería Biomecánica (BIOMEC) que dirige en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Estos años de trabajo han fructificado, después de varios prototipos diseñados, en la creación de un exoesqueleto destinado a lesionados medulares que han conservado movimiento en la cadera. Y lo han hecho en colaboración con las universidades de A Coruña y Extremadura. “Actualmente estamos llevando a cabo una prueba piloto con una paciente de Galicia que va en silla de ruedas porque, aunque podría caminar con soportes pasivos, esto le supone un esfuerzo muy grande”, explica Font. Este esqueleto externo de extremidades inferiores que la paciente usa en sesiones semanales reduce el sacrificio que tiene que hacer a la hora de andar, permite que el movimiento sea más natural y minimiza la posibilidad de lesiones. La valoración de las primeras pruebas es positiva, pero antes de salir al mercado el producto debe pasar ciertas certificaciones. Por eso, el objetivo ahora es probarlo en más pacientes, para lo que ya están en contacto con el doctor Joan Vidal, responsable de la unidad de lesión medular del Institut Guttmann. “En el mercado ya existen otros exoesqueletos, pero están más pensados para personas con paraplejía y además son muy caros (más de 80.000 euros) y muy pesados. El que hemos diseñado nosotros es más económico y personalizado”, comenta Font. El exoesqueleto ideado funciona con motores eléctricos que suplen los músculos que la lesión ha anulado y generan los movimientos. Además, la persona que lo utiliza lleva sensores en las piernas que detectan el patrón de marcha e informan de cuándo deben activarse los motores.

Este es uno de los tres proyectos en los que trabaja actualmente el laboratorio que dirige Font y que pertenece al Centre de Recerca en Enginyeria Biomèdica de la UPC. Allí, sus integrantes analizan y simulan el movimiento humano a través del ordenador para poder aplicarlo en el campo de la salud, lo que permite diseñar tratamientos y dispositivos robóticos de rehabilitación personalizados. “El objetivo es ayudar a personas que han sufrido lesiones medulares, patologías neuromusculares o ictus”, apunta Font. Y es que además de medir el movimiento, en el laboratorio que dirige también se analiza cómo camina la persona y si después del tratamiento o de la utilización del dispositivo hay una mejora.

El exoesqueleto reduce el esfuerzo para andar y las lesiones y permite un movimiento más natural

La iniciativa infantil busca mejorar la simetría del movimiento después de sufrir una hemiparesia

Proyectos también con niños y operados de prótesis de cadera

El diseño de un exoesqueleto para personas que han sufrido una lesión medular es el buque insignia del laboratorio de ingeniería biomecánica que dirige el leridano Josep Maria Font, pero no es el único.

Paciente co hemiparesia infantil realitza pruebas de marcha en la UPC. / Foto: BIOMEC

Actualmente su equipo trabaja en dos proyectos más, también basados en la tecnología para la salud, que tienen como destinatarios niños con hemiparesia infantil (una condición neurológica que dificulta el movimiento de una mitad del cuerpo, pero sin llegar a la parálisis, y que ha estado causada por una lesión cerebral) o personas sometidas a una operación de prótesis de cadera. La primera de las investigaciones la llevan a cabo en colaboración con el Hospital Sant Joan de Déu.

“Se trata de un dispositivo de feedback auditivo que permite mejorar la coordinación del movimiento de la parte del cuerpo que estos niños tienen afectada”, explica el ingeniero leridano. Se trata de un sonido que se activa a partir de unos sensores de movimiento cuando los pacientes han llegado al punto óptimo de flexión de la articulación. De esta forma, los pequeños, aunque no consiguen moverse más rápido, sí lo hacen de una forma más coordinada y similar a la que tenían antes de sufrir la discapacidad.

Los pacientes que se van a someter a una operación de prótesis de cadera son los beneficiarios del tercer y último de los proyectos en los que trabajan, en coordinación con la unidad de cadera del hospital Vall d’Hebron. Aquí, la labor del laboratorio consiste en evaluar a una docena de pacientes intervenidos con diferentes técnicas para comprobar la evolución de su movimiento antes y después de la operación.

Paciente con hemiparesia infantil realizando pruebas de marcha en la UPC.

Paciente con hemiparesia infantil realizando pruebas de marcha en la UPC.

Paciente con hemiparesia infantil realizando pruebas de marcha en la UPC.

Paciente con hemiparesia infantil realizando pruebas de marcha en la UPC.

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