La lluvia no puede con la fiesta

La lluvia no pudo este jueves con el ánimo de los leridanos de rendir honores al patrón de Lleida. El día de Sant Anastasi empezó amenazando agua, presagio que se hizo realidad poco antes del inicio de la tradicional ofrenda floral en la plaza Sant Joan. Ciudadanos y figurantes salieron corriendo a refugiarse de la tormenta en portales, porches o toldos, lo que interrumpió el seguici que había salido de la plaza Paeria. Pasado lo peor, la ofrenda se trasladó a la Catedral, que registró un lleno inusual. En su interior, las diferentes entidades hacían cola para pedir la protección del patrón, cuyas portadoras, la Associació Lleidatana de Handbol, no pudieron sacar más allá de la puerta. Poco importó. La fiesta continuó de forma inusual en el templo, incluso con una actuación de los Castellers de Lleida en su peculiar ofrenda y la música de la Banda Municipal.

En el exterior, los bastoners ponían el ritmo al desfile de los ciudadanos que volvían a disfrutar de la fiesta en el Eix Comercial. Entretanto, el colectivo La Sirollada celebró un vermut ante la plaza Blas Infante de Cappont pese a no tener el autorización de la Paeria para vender alcohol. Un vermut que también interrumpió la lluvia.

Por la tarde, las carrozas y el confeti de la Batalla de Flors volvieron a protagonizar la fiesta en la Rambla Ferran. La música, el baile y las diferentes temáticas congregaron a centenares de leridanos que disfrutaron de uno de los actos más tradicionales de la Festa Major.

Pero la agenda incluyó este jueves muchas más actividades. La plaza Sant Joan volvió a acoger la Cantada de Havaneres; decenas de niños disfrutaron del Parc de Somriures en los Camps Elisis, y los más nostálgicos pudieron apreciar coches clásicos en una exposición en la avenida Frances Macià. La jornada estaba prevista que culminara con las actuaciones de El Petit de Cal Erill y Renaldo & Clara.