Ponent, con los refugiados

Funciona desde hace un año y ha conseguido sensibilizar a centenares de leridanos y financiar cuatro proyectos de ayuda humanitaria en los campos de refugiados griegos por valor de 5.000 euros. Se trata de Lleida pels refugiats, una asociación que sigue trabajando para mejorar las condiciones de vida de los que huyen de la guerra en su país y con el objetivo último de conseguir su plena inserción social.

Pilar Sierra, una de las fundadoras de Lleida pels refugiats, acaba de regresar del campo de Tesalonika, situado en Grecia, junto a la frontera de Macedonia y Bulgaria. Allí ha pasado buena parte del mes de julio desempeñando trabajos de logística y repartiendo comida y ropa entre las familias. “Todo el mundo debería pasar un día en los campos para romper tópicos”, afirmó eset miércoles esta profesora del Sant Jaume Les Heures.

Ella lo hizo por primera vez el año pasado –pasó 15 días en Katsikas (Grecia)– y a raíz de su experiencia empezó a mover hilos para crear la asociación leridana. “Fue una experiencia muy impactante, para mí hubo un antes y un después y vi que no podía quedarme de brazos cruzados ante aquella injusticia”, explicó. Sierra, junto con otros cuatro leridanos, fundó Lleida pels refugiats el pasado verano y actualmente suman más de 20 socios.

Su trabajo consiste, en primer lugar, en sensibilizar a la sociedad sobre el drama de los refugiados. Para ello promueven charlas en colegios e institutos, colaboran en varios debates y jornadas. El segundo de sus objetivos es recoger dinero para financiar proyectos en los campos de refugiados.

Durante su primer año de existencia han financiado cuatro, la mayoría centrados en la alimentación. Para ello, han organizado en Lleida conciertos, mercadillos solidarios y otras acciones benéficas, así como una campaña de recogida de ropa en colegios que fue todo un éxito el pasado invierno.

A partir de otoño la asociación también quiere centrarse en la acogida e integración social de los refugiados llegados a la provincia Lleida. Los interesados en contactar pueden hacerlo a través del correo electrónico lleidapelsrefugiats@gmail.com.

En primera persona

Pilar Sierra,  cofundadora de Lleida pels refugiats:

«Se vulneran derechos humanos y se esconde a la opinión pública»

¿Cómo se les ocurrió fundar Lleida pels refugiats?

El verano pasado pasé 15 días en el campo de Katsikas como voluntaria independiente y la experiencia me cambió la vida. Sentí tanta indignación y rabia al ver que se violaban los derechos humanos y que se intentaba esconder la situación a la opinión pública que decidí hacer algo.

¿Encontró apoyo en Ponent?

Sí. Creamos una página web y empezó a contactar gente conmigo. Así decidimos fundar la asociación Lleida pels refugiats y empezar a trabajar. Nuestros tres objetivos son la sensibilización, la financiación de proyectos en los campos y la atención y acogida de los refugiados que lleguen aquí.

¿Se puede ayudar desde Lleida?

¡Por supuesto! No todo el mundo tiene que ir a los campos. Desde aquí hay un trabajo enorme de sensibilización y de lucha contra el racismo y la xenofobia.

¿Cómo lo hacen para financiar proyectos en los campos?

Trabajamos en colaboración con pequeñas ONG’s independientes. Y digo pequeñas porque son las más fiables. Las grandes tienen tanta burocracia que la mitad del dinero se pierde por el camino.

¿Cómo ve el futuro de los refugiados?

Estancado. Los campos han pasado a llamarse asentamientos permanentes. Si no se pone solución, acabarán como los saharauis.

De la euforia de haber llegado a la desesperación de no tener futuro El drama de los refugiados se eterniza y la solución no parece estar cerca. El inmovilismo de los gobiernos hace que millones de personas se vean “atrapadas” en los campos. “Desde que estuve en Grecia el año pasado a esta última visita los ánimos cambiado. Han pasado de la euforia de haber sobrevivido y haber llegado a Europa a la depresión por chocar contra la dura realidad. No ven claro su futuro, los adolescentes tienen mucha rabia contenida, hay problemas de depresión, de intentos de suicidio, etc.”, explicó Sierra. Los campos han pasado a llamarse “asentamientos permanentes”.