¿Cómo han revolucionado el flirteo los cinco años de Tinder?
Según expertos, la facilidad de escoger debilita los vínculos fuertes y afecta al proceso de seducción
Más de un millón y medio de citas por semana en el mundo gracias a Tinder. Esta aplicación para ligar se extiende a más de 190 países; hay 26 millones de ‘matches’ al día entre usuarios y acumula durante sus cinco años de vida más de 20 billones de coincidencias. Tinder ha revolucionado el mundo de las apps para ligar y también la manera de entender el enamoramiento. «La tecnología ha cambiado muchos de los protocolos del amor, los ha acortado y ha facilitado la posibilidad de encontrar pareja», afirma Francesc Núñez, director del Master de Humanidades de la UOC y sociólogo de las emociones.
Una vez el usuario ha entrado los datos personales y la foto de perfil, la aplicación le ofrece una lista casi infinita de posibles candidatos. Moviendo el dedo hacia la izquierda los elimina y hacia derecha, indica me gusta. Los mismos perfiles que el usuario ve y valora lo juzgarán después a él o a ella. Si se da la coincidencia que los dos han movido el dedo hacia la derecha es que hay ‘match’ amoroso, que se han gustado mutuamente. A partir de entonces, la app permite que se pongan en contacto mediante un chat.
Muchas opciones, pocas elecciones
«Tinder hace consciente al usuario de la posibilidad de escoger. La sensación de poder buscar y escoger lo puede paralizar o incapacitar para tomar una decisión», alerta Núñez. De hecho, según la neuropsicóloga Helen Fischer, nuestro cerebro sólo puede escoger entre cinco y nueve alternativas diferentes. Más allá de eso, hay una «sobrecarga cognitiva» que comporta que finalmente no escoja nada.
«Aunque parezca que el usuario disfruta de libertad de elección, el mecanismo de estas apps une el hábito consumista en el videojuego virtual y hace que los usuarios se sientan poderosos ante la posibilidad de escoger pero que en realidad tengan muy poca capacidad de elección», considera Krizia Nardini, antropóloga e investigadora del grupo de investigación Mediaccions de la UOC sobre la paradoja en la elección.
Amor lento y efecto fantasma: lo que ofrece Tinder
El FOMO, el temor a perder «oportunidades amorosas» cuando se escoge a una persona u otra como pareja, es básico en Tinder. Este miedo aumenta el éxito de la app y repercute en las maneras de aparejarse. «La facilidad para escoger debilita la necesidad de vínculos fuertes, hace innecesarios protocolos muy largos de relación y afecta al proceso de seducción», afirma Núñez. Aplicaciones como Tinder permiten, por una parte, el amor lento, jugar a la ambigüedad de sentimientos con la otra persona o personas ante la duda de escoger, entre el miedo de la soledad y el temor a crear demasiada intimidad. Por otra parte, hay lo que se conoce como efecto fantasma: desaparecer de la relación sin tener que luchar con el dolor del otro.
Según este sociólogo de la UOC, aplicaciones como Tinder impulsan este tipo de emparejamiento, basado en la autosatisfacción, la libre elección, la autorrealización y la felicidad.