Agnès Varda reivindica en San Sebastián el cine con sentido y no solo con dinero

“El cine tiene que tener sentido y no simplemente dinero”, manifestó ayer la cineasta belga Agnès Varda unas horas antes de recoger el Premio Donostia de la 65 edición del Festival de San Sebastián. La cineasta, de 89 años, a quien la Academia de Hollywood le entregará el próximo noviembre un Oscar honorífico por el conjunto de su carrera, reivindicó la libertad, calidad e independencia económica para el cine. Varda, que recibió anoche el primero de los grandes premios honoríficos de esta 65 edición del certamen como tributo a su trayectoria, también presentó película, el documental Caras y lugares, una road movie por la Francia rural que ha dirigido acompañada del fotógrafo y artista callejero JR, en la que ambos sirven de “intermediarios” entre gente normal y el público. Pionera del cine feminista y única mujer que ha desarrollado una carrera como cineasta a partir de la eclosión creativa de la Nouvelle Vague, Varda aseguró con humor que “me llamaban la abuela de la Nouvelle Vague, pero soy la dinosaurio de la Nouvelle Vague”.