La asociación Afanoc de niños con cáncer presta un servicio de apoyo a domicilio a familias

“Me gusta todo de los voluntarios que vienen a casa, pero sobre todo pasar un rato con ellos porque nos reímos mucho”, explica Josep Casals, un adolescente de 15 años de Torrefarrera al que hace dos años diagnosticaron un tumor cerebral. Y a Josep lo que más le hace falta es reír después de un duro proceso que le ha obligado a estar prácticamente dos años en el hospital en Barcelona. El pasado mes de julio recibió el alta y en septiembre entraron en su vida Montse y Manu, dos de los seis voluntarios a domicilio con los que cuenta actualmente la delegación en Lleida de la Associació de Familiars de Nens Oncològics de Catalunya (Afanoc), que hace un llamamiento porque necesita más colaboradores de este tipo. Ellos ayudan a las familias a volver a adaptarse a su entorno después de un periodo en el hospital con acciones de refuerzo escolar, psicoemocionales o de respiro para los familiares. “Yo voy una hora a la semana a casa de Josep. Hacemos los deberes y organizamos las tareas. Hago acompañamiento, no solo a él, sino también a su madre y su hermano”, explica Montse Calatayud, voluntaria. Y la madre de este joven, Glòria Viladrich, no puede estar más de acuerdo. “El voluntariado a domicilio es fantástico porque en el hospital estás entre algodones, pero cuando vuelves a casa necesitas apoyo psicológico. Afanoc ha sido maravilloso con nosotros”, reconoce. Y es que después de que a su hijo le detectaran el cáncer y tuviera que ser operado de urgencia en Sant Joan de Déu, Josep tuvo que volver a aprender a hacerlo todo, desde caminar hasta comer. “Nunca te esperas que tu hijo vaya a tener un cáncer. Todos nos preguntamos por qué, pero hay que ser positivos”, asegura Glòria. Y a ello contribuyen los voluntarios a domicilio, pero también los más de 150 colaboradores de Afanoc en Lleida que desde 2013 ha atendido a 117 familias.